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Fernando Herrera

¿Y con las telecos, qué, señor Rajoy?

Lo más triste del caso es que, en una sociedad supuestamente libre como algunos creen que es la nuestra, estén todos los agentes económicos, absolutamente todos, pendientes de lo que haga o diga un señor. Los telecos no son excepción, sino regla.

La verdad es que sería mucho pedir, a la vista del grado de ambigüedad de las propuestas realizadas por el ya nuevo presidente del Gobierno de España, que se hubiera manifestado en algo tan concreto como el mercado de las telecomunicaciones.

Pero también es cierto que el mercado de telecomunicaciones en España y Europa está en una verdadera encrucijada. Las preferencias de la demanda han cambiado: la gente pide más ancho de banda, y más equilibrado para mandar cosas voluminosas a la red, y más calidad, para ver sus series sin cortes ni retardos. Cosas para las que la antigua red de cobre ya no da más de sí, y para las que la tecnología móvil presenta, de momento, limitaciones tecnológicas.

Los operadores perciben las nuevas necesidades. Y aun teniendo dudas, cómo no, sobre la viabilidad del negocio, parecen dispuestos, no todos, a arriesgarse y a enterrar fibra óptica para cubrir estos nuevos requerimientos. Sin embargo, cuando van a hacerlo se encuentran con un panorama regulatorio que espanta al inversor más atrevido (¿alocado?), que se puede resumir en dos incertidumbres: las obligaciones de compartir con terceros que pesarán sobre la nueva red, y la regulación de neutralidad de red.

Es necesario, pues, que el señor Rajoy y su Gobierno se manifiesten sobre los planes que tienen para el sector, mejor dicho, para la regulación del sector, que los planes centrales para los mercados ya sabemos qué resultado tienen para el individuo; además la Comisión Europea ya ha puesto el suyo. ¿Van a permitir a los inversores recoger los posibles beneficios de su apuesta? ¿O, por el contrario, les van a obligar a poner en común sus activos? ¿Será quizá su apuesta la del desarrollo de las redes por los entes públicos y la renacionalización del servicio, como apuntan con sus actos algunas CCAA, también de las gobernadas por el PP?

De momento, lo único que sabemos en relación con el sector es que existe una voluntad de reformular el modelo de reguladores sectoriales actualmente vigente. Poca cosa para que el inversor se aclare.

Con todo, lo más triste del caso es que, en una sociedad supuestamente libre como algunos creen que es la nuestra, estén todos los agentes económicos, absolutamente todos, pendientes de lo que haga o diga un señor. Los telecos no son excepción, sino regla. ¿Por qué no puede Telefónica ponerse a enterrar fibra óptica sin miedo a que llegue alguien y se la quite? ¿Por qué no pueden Vodafone u Orange prohibir Youtube en sus móviles, sin temor a que algún regulador le sancione? ¿Por qué tienen todos ellos que estar pendientes de señores que no tienen acciones en sus compañías?

En el fondo, esa es la verdadera cuestión. Aunque no lo más importante: lo más importante es que disfruten todos ustedes de estas Navidades, y que el año 2012 les resulte más propicio que este interminable 2011.

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