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Fernando Martín

Arbitrariedades arbitrales

La ACB, para poder aumentar su nivel de profesionalización y acercarse aún más a la NBA, debería poder contratar a los mejores árbitros, teniendo en cuenta tan sólo su nivel profesional como jueces deportivos.

La madrugada del martes al miércoles dará comienzo la NBA, en la que los Lakers de Pau Gasol defenderán su título frente a las otras veintinueve franquicias. Esta temporada no ha habido demasiados movimientos importantes entre los principales aspirantes, aunque quizás el más sonado sea el fichaje de Shaquille O’Neal por Cleveland en un nuevo intento de conseguir el anillo como guardaespaldas de LeBron James, tal y como hizo con Kobe Bryant en Los Angeles o con Dwyane Wade en Miami. Uno de los motivos por el que muchos equipos han gastado menos dinero en reforzar sus plantillas es que el próximo verano salen al mercado de agentes libres algunos de los jugadores más determinantes, como los mencionados James y Wade, y otros de gran nivel que, aunque no sean decisivos por sí mismos, pueden ser el complemento perfecto para que un equipo se convierta en un auténtico aspirante al título. El otro motivo para que muchos equipos hayan ahorrado en su masa salarial, incluso disminuyendo el número de jugadores en la plantilla, es la crisis económica a la que ni siquiera la poderosa NBA es inmune.

En este contexto de crisis se ha producido un conflicto laboral entre la liga y la asociación de árbitros, actores secundarios pero imprescindibles, que ha afectado a la pretemporada pero que ha finalizado con un acuerdo bianual que se firmará justo antes del comienzo oficial de la competición. La ventaja de la NBA a la hora de negociar el nuevo convenio con los árbitros ha sido disponer de una competición secundaria, la NBA D-league, y poder acudir a los árbitros "reservas" para sustituir a los "titulares". Aunque ha habido algunas quejas de jugadores acerca del menor nivel de los árbitros "esquiroles", a la NBA le ha venido muy bien que exista competencia arbitral y que pueda disponer de una alternativa real para lanzar el mensaje de contención del gasto a todos los estamentos de la primera liga del mundo.

Por el contrario, en la segunda liga "nacional" del mundo, el actual conflicto con la asociación de árbitros no tiene tan fácil solución debido principalmente a la ausencia de competencia. En la ACB hay jugadores, entrenadores y ejecutivos provenientes de otros países, pero se mantiene el privilegio de "nacionalidad" para los árbitros, ya que el convenio actual permite tan sólo el acceso a la máxima competición a los árbitros procedentes de las competiciones de la Federación Española de Baloncesto. En un contexto de progresiva profesionalización, los árbitros son todavía semiprofesionales y, aunque dedican gran parte de su tiempo al arbitraje, sobre todo los internacionales que también arbitran en competiciones europeas, no están sometidos al mismo régimen de dedicación exclusiva y competencia que el resto de los profesionales del baloncesto.

A pesar de las restricciones competitivas que disfrutan los árbitros de la FEB, el sistema funciona bastante bien desde el punto de vista deportivo. El nivel del arbitraje ACB es razonablemente bueno y, aunque siempre habrá errores inevitables, no hay más que ver unos cuantos partidos de otras competiciones para apreciar una gran diferencia a favor de los árbitros españoles, que suelen ser mejores tanto por el nivel de la competición en la que arbitran todas las semanas como por el seguimiento y control que se hace de todos los arbitrajes desde la ACB.

Aunque los árbitros españoles tengan privilegios en las condiciones de acceso a la competición, están sometidos a una medida "arbitraria" en las condiciones de abandono del primer nivel nacional. Actualmente los árbitros son "prejubilados" a los cincuenta años sin posibilidad de prórroga, ni siquiera aunque demuestren estar en perfectas condiciones físicas. Esta normativa, totalmente arbitraria, supone una clara discriminación laboral por razones de edad, y además de ir en contra de los árbitros va en contra de la propia competición, ya que precisamente la experiencia es una ventaja importante a la hora de realizar la tarea arbitral.

La ACB, para poder aumentar su nivel de profesionalización y acercarse aún más a la NBA, debería poder contratar a los mejores árbitros, teniendo en cuenta tan sólo su nivel profesional como jueces deportivos y con el único requisito de una condición física adecuada, independientemente de otras cuestiones como la nacionalidad, el colegio regional al que pertenecen o su edad. Ojalá que en un futuro podamos ver en nuestra competición a árbitros veteranos que utilicen su experiencia en bien del juego tal y como sucede en las finales de la NBA.

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