Una ciudad de cuento, para mayores

La fiesta dará comienzo oficialmente el 2 de abril (fecha del natalicio del homenajeado), con una ceremonia que será retransmitida por televisión a todo el mundo, y finalizará el 6 de diciembre (este mismo día, pero en 1867, Andersen regresaba a su ciudad natal, Odense, como ciudadano honorario). Durante todo el año Dinamarca se convertirá en un auténtico cuento, con espectáculos, actos culturales e itinerarios especiales para descubrir a este autor universal.

 

Cualquier excusa sirve para ir o regresar a una de las ciudades más dinámicas de Europa: Copenhague, con sus proporciones y ritmos perfectos para un fin de semana. Las referencias arquitectónicas son probablemente la mejor manera para descubrir a Andersen. Aquí vivió y paseó, y de aquí sacó la inspiración para muchos de sus relatos.

 

En la Oficina de Información Turística se puede conseguir un mapa especial para seguir los pasos de Andersen. También puedes hacerte con la ruta a través de tu teléfono móvil: y es que una ciudad que ha hecho del diseño uno de sus principales reclamos no podía alejarse de las nuevas tecnologías.

 

Hans Christian Andersen llegó a Copenhague a los 14 años, en 1819, desde su Odense natal. Perteneció al reducido círculo de personas ilustres de la sociedad danesa de la época, así como el renombrado escultor Bertel Thorvaldsen, que aparece mencionado varias veces en sus cuentos y con quien mantuvo largas y fructíferas charlas.

 

Estuvo también muy vinculado al Teatro Real: fue huésped privado y amigo del director del ballet, August Bournonville, y allí conoció y se enamoró (en 1843) de la cantante sueca Jenny Lind. No es de extrañar que a lo largo de su vida intentara convertirse en un autor teatral de prestigio, pero el éxito no le acompañó. Con todo, escribió 28 obras dramáticas.

 

Los almacenes Magasin du Nord, levantados sobre lo que en tiempos de Andersen era el Hotel du Nord, están justo enfrente del Teatro Real. Aquí vivió hasta 1847, cuando se trasladó a un piso sobre el Café à Porta, en Kongens Nytory, a un tiro de piedra del Teatro Real. El Hotel D’Angleterre fue también uno de sus lugares preferidos. A menudo cenaba y se quedaba a dormir aquí, como cualquier viajero que guste de los lugares de calidad. A lo mejor su  restaurante no es el mejor de la ciudad, pero la atmósfera  asegura una velada agradable. 

 

Andersen publicó su primera colección de cuentos en 1845, mientras vivía en el número 20 de Nyhavn. A él le encantaba esta zona. Entre 1848 y 1864 vivió en el número 67, y poco antes de morir se trasladó al 18. Finalmente, cuando su salud comenzó a empeorar, unos buenos amigos, los Melchior, le llevaron  a su residencia veraniega de Roligheden (Tranquilidad), en Svanemøllen. Allí le cuidaron hasta que murió, el 4 de agosto de 1875.

 

Al funeral, celebrado en la catedral, acudió el soberano, Christian IX, y toda la familia real. Decenas de miles de habitantes de Copenhague acudieron a acompañar sus restos hasta el cementerio de Kirkegard, en los alrededores de Norrebro.

 

Uno de los personajes de sus cuentos se ha convertido en el símbolo de Copenhague. Se trata de una pequeña estatua en bronce, realizada en 1913, que preside la entrada al puerto. Representa a la bella sirena que salvó de morir ahogado al príncipe fundador de Dinamarca. Visitarla es también una forma de acercarse al Kastellet, el tranquilo recinto amurallado; en los siglos XVII y XVIII fue el principal elemento de defensa de la ciudad.

 

Copenhague, ciudad de cuento con aire antiguo... y punto de encuentro de artistas internacionales, centro del diseño vanguardista y del jazz. Lo más animado es, sin duda, aquel puerto nuevo, Nyhvan, la antigua calle de los marineros, que tanto gustaba a Andersen.

 

El Tívoli, abierto en tiempos de Andersen, en 1843, es una de las visitas imprescindibles. Se trata de un enorme parque de atracciones, en el corazón de la ciudad, con cuatro escenarios y docenas de restaurantes y cafeterías.

 

Para completar la visita tendremos que pasear y comprar en Strotget (la raya), la calle peatonal más larga de Europa, y en la plaza Kongens Kytorv, rodeada por los interesantes edificios del Teatro Real, el Magazine du Nord y el romántico Hotel d'Anglaterre. Tendremos que visitar también el Palacio Real y, por supuesto, el Museo Thorvaldsen, que cuenta con una excelente colección de esculturas. 

 

Siguiendo el canal Nyvahn llegaremos hasta la casa museo de Andersen, en la esquina con Kvaesthusgade. Si nos dejamos acompañar por el libro en que aquél dio cuenta de su estancia en España, los días de cuento pueden ser perfectos.