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Florentino Portero

La Defensa que viene

El actual modelo no es viable por anacrónico, dado que el entorno ha cambiado, y por falta de recursos económicos.

El actual modelo no es viable por anacrónico, dado que el entorno ha cambiado, y por falta de recursos económicos.

La reciente publicación de la Estrategia de Seguridad Nacional ha abierto un proceso de reflexión que poco a poco debería obligar a un buen número de ministerios a establecer unos criterios de trabajo dirigidos a dotar a nuestra política de la necesaria racionalidad y cohesión que en tantas ocasiones hemos echado en falta. La Estrategia, suponiendo un significativo avance respecto de la anterior, dista aún mucho de lo que realmente necesitamos. Está falta de rigor conceptual, no hay una ilación que cohesione los distintos capítulos, que parecen obra de autores distintos, falta desarrollar aspectos clave…, pero, aun con todas estas carencias y algunas más que dejamos para otro momento, permite e invita a avanzar por el buen camino.

En este contexto, el Real Instituto Elcano ha publicado un ensayo sobre el nuevo entorno de la defensa española, a modo de borrador o punto de partida para el obligado debate que debería llevar a la aprobación de un texto oficial, en paralelo al que corresponde elaborar al Ministerio de Asuntos Exteriores.

Félix Arteaga, investigador del Instituto y reconocido analista en esta materia, es el autor de "La Defensa que viene", un estimulante, inteligente y preciso documento que refleja hasta qué punto nuestro entorno estratégico ha cambiado. Ni hay espacio en esta columna para resumirlo ni tiene sentido privar al lector del placer de acercarse al texto. Sólo quisiera subrayar algunas ideas: la pérdida de centralidad de Europa y del área atlántica; el paulatino proceso de disolución de la Alianza Atlántica ante la pérdida de una amenaza común que cohesione posiciones y la constatación de que los intereses y visiones de los Estados aliados dejaron de ser coincidentes; la incapacidad de la Unión Europea para asumir el papel de la OTAN, por las diferencias entre los Estados miembros; el creciente proceso de renacionalización de la defensa y el establecimiento de acuerdos bilaterales para suplir las insuficiencias de los modelos multilaterales –OTAN, ONU, UE–, así como la tendencia a establecer acuerdos regionales o "grupos de contacto", versión elegante y postmoderna de lo que durante siglos llamamos directorios. Un panorama que se hace más evidente si analizamos todo lo ocurrido en torno a la denominada primavera árabe.

La situación se agrava si nos fijamos en los requerimientos económicos. En tiempos de bonanza recortamos los presupuestos de Defensa. Cuando llegaron las penurias continuamos ahogando a nuestras Fuerzas Armadas, hasta el punto de producirse una incompatibilidad entre modelo y presupuesto. Somos libres para elegir o diseñar el modelo de defensa que queramos, pero no podemos hacer trampa en el solitario y no dotarle de los medios necesarios. El actual modelo no es viable por anacrónico, dado que el entorno ha cambiado, y por falta de recursos económicos. No es un problema de gustos, de ideologías o de intereses corporativos, tan característicos de nuestras Fuerzas Armadas. Sencillamente ha dejado de ser viable, y más vale que asumamos la realidad y nos pongamos a trabajar en un nuevo diseño que sea acorde con nuestras necesidades y recursos.

España no es una excepción. En mayor o menor medida, nuestros problemas son los mismos que obsesionan a franceses, alemanes, británicos o italianos. Vivimos circunstancias semejantes, de ahí que los institutos de investigación o las propias Administraciones estén tratando de hacer un análisis preciso de dónde estamos para saber qué dirección tomar. Dos institutos, uno alemán y el otro norteamericano, han publicado conjuntamente un ensayo sobre la política alemana, "New Power, New Responsibility. Elements of a German foreign and security policy for a changing world", de muy recomendable lectura para contrastar visiones, realidades y posibles alternativas. Por mucho que queramos engañarnos, el mundo está cambiando a mayor velocidad de lo acostumbrado y quien no se adapte a las nuevas circunstancias lo pagará muy caro.

El Real Instituto Elcano ha hecho lo que le corresponde, publicar un buen análisis de la situación que apunta soluciones y que, sobre todo, nos ayuda a entender dónde nos encontramos. Ahora llega el momento del debate público y de la toma de decisiones que, buenas o malas, condicionarán nuestras vidas las próximas décadas.

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