Menú
Francisco Capella

Escudero del intervencionismo global

Manuel Escudero, profesor de Macroeconomía del Instituto de Empresa, hace en El País un intento (fallido) de balance de la economía global, analizando si sus efectos benéficos están siendo compartidos por todos. Concluye que "La globalización no va bien, ni mucho menos", porque las divergencias aumentan entre los países ricos y los países pobres.

Según Escudero su propuesta de solución tiene racionalidad casi absoluta (muy humilde el "casi") y "no resultaría muy difícil defender su rigurosidad y su viabilidad técnica" (pero no lo hace). Y profetiza que una solución análoga a la suya ganará terreno, aunque sólo sea como única respuesta posible para evitar los grandes "males" del futuro. Hayek ya hablaba de la fatal arrogancia de quienes pretenden poder controlar la complejidad de la sociedad humana y dirigirla globalmente de forma coactiva.

Su solución es básicamente ingeniería social a gran escala. "En teoría, la solución lógica a este estado de cosas no es difícil: a un mercado global le debe corresponder una acción racionalizadora y redistribuidora global. El mix de mercado y de límites sociales, el mismo que hemos practicado con éxito todos los países desarrollados, debería ser ahora aplicado a escala global". Quiere que un organismo internacional "dirija y ponga en práctica un nuevo sistema económico mundial".

No es extraña la mala prensa de la razón cuando ésta es invocada tan a menudo por megalómanos irracionales empeñados en "redistribuir" riqueza, es decir quitársela a sus legítimos propietarios para dársela a otros. El éxito de los países desarrollados se ha producido a pesar del intervencionismo y las limitaciones al mercado, y no gracias a ellos. Los países ricos pueden permitirse el error del intervencionismo, pero en los países pobres resulta letal.

Sus disparatadas propuestas incluyen "un acuerdo de estabilidad monetaria basado en la paridad semifija entre el dólar, el euro y el yen, y que presuponga la convergencia de sus políticas económicas" y "un acuerdo de fiscalidad básica mundial que ponga en circulación títulos de Deuda Mundial de suscripción obligatoria". Pero ¿por qué los países con políticas económicas acertadas deben imitar a los intervencionistas? ¿La Deuda Mundial la van a comprar los extraterrestres o se la endosaremos a las generaciones futuras? Los derechos de propiedad ¿significan algo para un profesor en un Instituto de Empresa?

Para ser justos, Escudero tiene algunas buenas ideas, como sancionar el proteccionismo, fomentar el libre comercio y revisar las políticas agrícolas de los países desarrollados. Si sigue intentándolo tal vez llegue el día en que se dé cuenta de que los países que avanzan son los que protegen eficientemente la libertad y la propiedad privada. Mientras tanto, esperemos que a este Escudero del intervencionismo global no le asciendan a Caballero.

En Libre Mercado

    0
    comentarios