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Francisco Capella

La irracionalidad talibán

Wakil Ahmad Muttawakil, ministro de Asuntos Exteriores de los talibanes, la milicia de rigoristas islámicos que controlan Afganistán, es un claro ejemplo de la irracionalidad que caracteriza a estos fanáticos de la violencia, vergüenza de la humanidad que resulta de institucionalizar la superstición religiosa y el colectivismo coactivo.

Según Muttawakil hombres y mujeres "deben ser igualmente educados", "los dos sexos son seres humanos y tienen grandes responsabilidades, además de su vida espiritual". "Les daremos una educación que esté de acuerdo con los principios del islam y con nuestras tradiciones, lo que significa que no habrá coeducación y que las mujeres tendrán que cubrirse de acuerdo con el islam. En nuestra estructura social, las mujeres no están destinadas a trabajos duros como conducir camiones, sino principalmente a cuidar de sus hogares de acuerdo con la observancia de los principios islámicos y las tradiciones locales".

O sea que primero la vida espiritual, que no es una cuestión íntima individual sino la imposición por la fuerza de una religión oficial, y luego las responsabilidades exigidas por los puritanos cabecillas del régimen, que incluyen cosas tan absurdas como que los hombres deben llevar barba y las mujeres ir completamente cubiertas. Estos cobardes machistas tienen tanto pánico al poder de atracción y seducción de la mujer que sólo se les ocurre taparlas y mantenerlas en un secuestro y sumisión permanente. Todo para mantener una estructura social tradicional, totalmente rígida e incapaz de evolucionar, en la cual las personas ni deciden ni importan: maravillas del conservadurismo reaccionario irreflexivo llevado a sus últimas consecuencias. Y todavía pretende que "los afganos son un pueblo amante de la libertad".

Obsérvese que no se dice que los individuos tienen derecho a la educación, sino que los dirigentes darán una educación, es decir que intentarán lavar el cerebro de toda la población para perpetuar sus insensateces. "Nuestra prioridad número uno es restablecer la ley y el orden, y unificar la totalidad del territorio". Su ley y su orden, y que no se escape nadie. Para que luego digan que la ley es la ley y hay que cumplirla. Y respecto al ejemplo de la conducción de camiones, naturalmente un retrógado ignorante como éste no sabe que existe la dirección asistida, producto de una tecnología que ellos jamás serán capaces de producir ni entender.

Este indeseable personaje no se corta a la hora de echarle cara dura al asunto: se queja de que la comunidad internacional no les ayuda a arreglar los destrozos que ellos mismos han causado; expulsan a su gente empobrecida del país, exigen que los países vecinos los acepten como refugiados y los cuiden, y afirma que pueden volver "siempre que reciban ayuda para reinstalarse"; protesta porque los talibanes no son respetados y tratados como un gobierno legal, su falta de luces le impide ver que son rechazados por lo bestias que son.

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