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Francisco José Alcaraz

Homenaje a la injusticia

Que del 'homenaje' que pretenden hacer a mis familiares de nuevo excluyan a mi familia es algo que llevamos con orgullo.

Que del 'homenaje' que pretenden hacer a mis familiares de nuevo excluyan a mi familia es algo que llevamos con orgullo.
LD/D. Alonso

Muchos de los lectores estarán preparando las reuniones familiares en estas fechas próximas a la Navidad. Algunos llevarán mucho tiempo sin coincidir con padres, hermanos, hijos, etc. Otros ya habrán comprado con ilusión los juguetes a sus pequeños hijos o nietos, esperando a disfrutar de sus emociones cuando rasguen el papel de los regalos. Son algunas de las muchas vivencias que en estos días la mayoría de los españoles vivirán. En mi familia, como siempre, la celebración será incompleta, por el vacío que ETA nos provocó.

Ataúdes encima de la mesa pedía ETA mientras nuestro Gobierno se sentaba a negociar con los asesinos, y en mi casa nos condenaron a poner tres aquel 11 de diciembre de 1987: los de Miriam y Esther, con poco más de 3 años, y el de mi hermano Ángel, con 17; mi cuñado Juan y mi hermana Rosi milagrosamente fueron rescatados de los escombros que dejó el coche bomba que ordenó poner el que fuera diputado vasco y miembro de la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento vasco Josu Ternera. En aquella matanza fueron igualmente asesinadas otras ocho personas.

Nada ni nadie devolverá la vida a mis familiares, y las heridas que nos dejaron en el alma se reabren con cada aniversario, con cada cumpleaños, en cada Navidad y en tantos otros momentos. También se nos abren las heridas cuando comprobamos que Henri Parot, uno de los asesinos, saldrá el año que viene a disfrutar con su familia de momentos como los que nosotros no podemos vivir desde aquel día. Se nos abrieron cuando supimos que el Gobierno de Zapatero negoció con el asesino Josu Ternera su impunidad; como lo ha asumido Rajoy, ambos son responsables del indulto encubierto al asesino Josu Ternera, que actualmente se pasea por Europa siendo consciente de su premio.

Las españolas somos el único colectivo de víctimas del terrorismo que jamás no hemos tomado la justicia por nuestra mano. Hemos dejado en manos de nuestros Gobiernos la acción de la Justicia, palabra que prefieren no pronunciar porque son perfectamente conscientes de sus traiciones. Es precisamente por eso que las responsabilidades se las debemos y podemos exigir a la clase política: a los terroristas no hay que suplicarles nada, sólo debemos hacer todo lo que esté en nuestras manos para que paguen por sus crímenes.

Con motivo del 30º aniversario de la matanza que destrozó a mi familia, los políticos se harán la foto de turno. Algunos de ellos fueron responsables directos de la negociación (PSOE); otros, más cobardes, asumieron lo negociado (PP); incluso habrá algunos que representan a partidos que no tienen inconveniente en manifestarse a favor de los asesinos de mi familia (Podemos).

Estos son los políticos que nos han hurtado la Justicia. Yo les pido que nos dejen a las víctimas que honremos con dignidad a nuestros seres queridos y que no utilicen el dolor y la sangre derramada para intentar lavar sus sucias conciencias, si es que las tienen. Ustedes han negociado y apoyado lo negociado con los asesinos.

Si de verdad quieren honrar y homenajear a las víctimas, sean valientes y hagan públicas las actas de la negociación: que todas las víctimas y España entera conozcan cómo se ha pactado con los asesinos. Que toda España conozca cómo han utilizado la sangre de mi hermano y de mis sobrinas, cómo han negociado la impunidad de Henri Parot y de decenas de etarras, violadores y pederastas. Que España conozca toda la Verdad. Y es que ustedes han renunciado a la Justicia en nuestro nombre. No renunciarían a esa Justicia si los asesinados hubiesen sido sus hijos; pero, como siempre, la generosidad los políticos la tienen con la sangre ajena.

Que del homenaje que hacer realizar a mis familiares de nuevo excluyan a mi familia es algo que llevamos con orgullo. Ustedes no se encuentran cómodos con quienes denuncian sus traiciones. Déjense de falsos homenajes, aprovechen y disfruten con sus familias de los momentos que nosotros no podremos disfrutar jamás. Su traición a las víctimas del terrorismo tiene el perdón de una sociedad cobarde, amoral y olvidadiza que no les castigará en las urnas, que es lo único que ustedes temen. Pero no tendrán el perdón de las víctimas que no nos dejamos engañar o manipular ni sucumbimos a intereses espurios.

En mi nombre, NO.

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