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Francisco José Alcaraz

Irritante y desmoralizador

Resulta doloroso leer y escuchar referente a las víctimas del terrorismo, que hay que tener memoria y dignificarlas, pero siguen omitiendo la palabra justicia

Una banda de peligrosos atracadores siembra el pánico  en las sucursales bancarias de España, sus atracos sanguinarios acaban  con el asesinato de clientes y banqueros en muchas ocasiones antes de huir con el botín.

Un día la banda tras haber conseguido una importante suma de dinero decide disolverse y dejar  de actuar, dejar de existir como banda y pasar del crimen y  la delincuencia a disfrutar el resto de su vida del botín conseguido.

Ninguna persona con un mínimo de decencia moral podría apoyar que estos delincuentes no pagaran por sus crímenes,  por el simple hecho de que anuncien que  dejan de atracar y asesinar. No renunciaríamos a que los cuerpos policiales  siguieran sus investigaciones hasta detenerlos a todos y una vez juzgados  cumplieran  las condenas impuestas por sus delitos.

Resulta irritante y desmoralizadora la doble vara de medir que se utiliza para aplicar la ley a los terroristas de ETA. Cada vez que escucho que tienen que pedir perdón, que tienen que disolverse o que tienen que dejar de existir  para que se puedan beneficiar de la impunidad, pienso que  quienes realizan estas declaraciones la hacen  anteponiendo estrategias políticas al cumplimiento de la ley.  Obviamente no conozco a quien, teniendo que enterrar a sus hijos  asesinados por ETA, hayan decidido renunciar a la justicia, ya  que el terrorista  decide que quiere cambiar de vida para poder disfrutar de su “botín”.

Resulta doloroso leer y escuchar referente a las víctimas del terrorismo, que hay que tener memoria y dignificarlas, pero siguen omitiendo la palabra justicia. Lo hacen de forma consciente, porque si se tiene que hacer justicia, no puede plantearse dar a los terroristas ninguna de las medidas que ETA y los socialistas pactaron.

Incluso en el hipotético caso de  tener a toda la clase política y todos los españoles a favor de renunciar  a perseguir a los etarras por los crímenes cometidos en base a una hipotética disolución,  incluso en ese caso, es inmoral e ilegal  renunciar a aplicar la ley para que se haga justicia. No podemos ni debemos en nombre de quienes fueron asesinados ser generosos con los terroristas buscando egoístamente unos  intereses espurios, porque de hacerlo, estaríamos traicionándolos  y la sangre derramada y tanto dolor padecido, sería en vano.

A ETA se la vence, no se la convence, porque tenemos el derecho y la obligación de escribir un final con vencedores y vencidos, lo contrario nos hace corresponsables moral de  la impunidad  de sus crímenes.
 

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