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Francisco Pérez Abellán

Accidente, suicidio o asesinato

Como puede fácilmente obtenerse de la mera observación, con este crimen todos pierden.

Acaba de pronunciarse el tribunal del jurado en el caso del niño Julen, de 13 años, muerto en Guipúzcoa de una cuchillada en el corazón, en el barrio del Antiguo de San Sebastián, el 1 de diciembre de 2011, siendo el padre declarado culpable. Sobre este hecho planeaba la incógnita esgrimida por la defensa de si se trataba de un accidente o un suicidio. Ha resultado, como se veía venir, un nuevo crimen de violencia machista por el llamado síndrome de Medea pero al revés.

Para los nueve miembros del jurado no hay duda: consideran probado por unanimidad que el padre le dio muerte para vengarse de la madre por haber iniciado el divorcio. El matrimonio tenía cuatro hijos y el día de autos el progenitor fue a recoger al pequeño y le pidió que le acompañara al domicilio que tenía que abandonar para recoger unos efectos. Una vez allí, afirma el condenado, no sabe si su hijo por un arrebato suicida o por accidente, dado que intentaba coger algo de un altillo con un cuchillo en la mano, cayó y se lo clavó en el pecho. En ese instante, y dada la impresión que le embargaba, salió a escape del domicilio sin auxiliarlo y estuvo una semana perdido.

El jurado ha creído en cambio el relato del fiscal frente a la engorrosa exposición de hechos que incluye los detalles de que antes de salir del domicilio, y una vez Julen muerto o agonizante, el padre se infligió varios cortes superficiales y realizó un nudo con el cinturón de un albornoz que colgó de forma inútil en la ducha. Una patética escena de autolisis.

La decisión de los jueces legos ha tenido en cuenta testimonios, peritajes, indicios, pruebas y, muy especialmente, la opinión del forense que, preguntado por el defensor, dijo algo así como que no podía descartarse que la mecánica de la muerte fuera compatible con un suicidio. Respecto al concreto de la muerte, es innegable que un cuchillo en el pecho podría deberse a eso como a un homicidio, pero hay otros condicionantes del drama que inclinan el veredicto, como el encono traumático de la separación, la reacción inverosímil del imputado y las contradicciones. La defensa recurrirá al Tribunal Superior del País Vasco.

Hay una larga lucha de tres décadas de ofensiva consciente contra la mal llamada violencia de género y sin embargo las autoridades no han logrado concienciar mínimamente a la población, produciéndose el efecto del aumento de casos horribles. Este acto espeluznante de violencia sería imposible en un ambiente de rechazo al maltrato que no se ha sabido crear. En estos momentos se intenta un pacto de las fuerzas políticas para un nuevo impulso. Esperemos que no quede simplemente en una maniobra política.

Como puede fácilmente obtenerse de la mera observación, con este crimen, una vez que la sentencia sea firme, todos pierden: el pequeño Julen la vida, utilizado como simple instrumento, la madre el ser más querido, el padre asesino cualquier clase de afecto, acogotado por el rechazo social. De modo que cualquiera con problemas en sus relaciones sentimentales debería aprender de lo funesto de esta tiranía social de la sangraza que sigue cultivándose de forma irracional.

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