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Francisco Pérez Abellán

El corto verano de la anarquía

Los carmenos de Carmena, de Ahora Madrid, apoyan la campaña de libertad para Alfon.

Pablo Iglesias, que tiene todos los billetes para ser presidente del Gobierno de Podemos, si puede, dice que es "una injusticia" que el Supremo meta en la cárcel a un tío muy parecido a los antiguos dinamiteros.

Los carmenos de Carmena, de Ahora Madrid, apoyan la campaña de libertad para Alfon, que es el individuo en cuestión, sorprendido en jornada de huelga general con una mochila en la que los jueces juzgan cosa probada que llevaba un explosivo casero.

También casero era el que tiró Mateo Morral en la calle Mayor precisamente después de firmar "Dinamita" en un árbol del Retiro. El crimen busca la impunidad de mano de las políticas ambiguas y el temor de los votantes confundidos.

El secretario de los socialistas se envuelve en la bandera roja y gualda, que antes tildaban de fascista, dejando la tricolor en el trastero, y algunos de los concejales electos se han pasado horas veinticuatro borrando tuits delatores de un pasado que les avergüenza. El palco municipal de Las Ventas se queda vacío mientras la calle se llena de gritos libertarios contra la autoridad. Ya solo falta que Snchz se ponga la banderita en la correa del reloj después de décadas de permitir que la gloriosa se marchite. ¿Hay que dejar a Alfon en libertad? La respuesta no llega.

Este corto verano de la anarquía, que desembocará en las generales, pone la duda sobre lo que es criminalidad. Para algunos ni siquiera lo es que te pillen in fraganti con explosivos. El artefacto que se le atribuye a Alfon es un trasunto de la orsini, mezcla de explosivo y de gas inflamable, capaz no solo de explotar sino, a la vez, de poner en llamas el edificio. Uno que lleva una bomba puede colocarla donde haya gente inocente. Por ejemplo un teatro como el Liceo de Barcelona, donde otro Dinamita puso una bomba mientras se representaba el Guillermo Tell de Rossini, o en los grandes almacenes como el Hipercor.

Los jueces no tienen ninguna duda de que Alfón llevaba un artefacto "con tornillería", que es la metralla. La tornillería siega piernas o brazos, cuellos o médulas; deja muertos y tetrapléjicos; mata mujeres, ancianos y niños. Es legítimo suponer que es un tipo en la línea de Santiago Salvador, el del Liceo; o Morral, el de la calle Mayor, al que han cogido antes de alcanzar su objetivo. El fiscal lo considera una persona peligrosa y violenta.

Solo una legislación tan garantista como la que tenemos permite que Alfon haya sido condenado a solo cuatro años, cuando el fiscal pedía cinco y medio. En la parroquia de San Carlos Borromeo se le vitorea como a un héroe. Mientras, los del ayuntamiento, tan libres y rompedores ellos, no saben qué hacer con la Policía Municipal: que se la dejen a Carmona, el complaciente, a ver si decide dónde se va a acabar poniendo el pin de la banderita de Snchz. Antes o después de saber si sueltan a Alfon.

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