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Francisco Pérez Abellán

El informe que avergüenza a los forenses españoles

Es la prueba que los enemigos de la verdad han tratado de destruir a lo largo de décadas.

Aquí mismo, en las páginas de Libertad Digital, le aconsejamos a Carles Pellicer, alcalde de Reus, que le pidiera al Gobierno el sumario judicial, o lo que queda de él, del magnicidio de Prim, para exhibirlo en el segundo centenario de la muerte del general en su tierra natal. Y por fin nos ha hecho caso. Ayer mismo se lo exigieron al ministro más achicharrado del Gobierno. Por primera vez se reconoce a nivel oficial el valor de estos papeles centenarios.

El dúo Pellicer-Tubella viajó a Madrid para solicitar el mayor contingente de documentos verídicos sobre Prim de los que tan necesitados están. También el ministro de la cosa, Gallardón, embarazado con el texto de la ley del aborto, al que le pedimos ayuda para investigar el misterio de Prim y nos dejó con un palmo de narices, ha hecho lo que era propio: prestarles a los de Reus el sumario de la verdad, que nosotros hemos estudiado durante meses. Leído folio a folio.

Allí encontramos la lista de los asesinos de la calle del Turco y los precios que cobraban los sicarios por matar a Prim: diez pesetas diarias, cinco mil duros si lo mataban, y la huida del país, sin que nadie les persiguiera. Allí la firma masónica del juez Vittorio y la de al menos otro masón, con la pirámide tras el apellido. Compás, escuadra y hojas de acacia. Tuvimos el sumario completo expuesto en la universidad durante semanas. Abierto por los lugares más interesantes. Y fabricamos un índice para navegarlo, dado que está barajado, confundido y entorpecido, para que nadie lo interprete. Índice este que ofrezco resumido en mi libro de próxima aparición, que lo explica todo: Matar a Prim (Planeta). El sumario es lo contrario de las ideas inmovilistas del vinatero Pau Roca, su colaboradora María José Rubio, la escritora que se pelea con la sintaxis, y los políticos jubiletas y destituidos de la Sociedad Bicentenario. El sumario es todo lo contrario de lo que predican.

Es la prueba que los enemigos de la verdad han tratado de destruir a lo largo de décadas, borrando páginas, haciéndolas ilegibles, mutilando y entorpeciendo los testimonios sobre los asesinos intelectuales. Estará a disposición de los reusenses y sus visitantes, gracias a nuestro consejo. Pues como ya decía Dalí: "Fortuny es de Reus; yo, también; Gaudí es de Reus, yo también"; yo también, porque los de Reus nacemos donde nos da la gana.

Han pinchado en hueso, aunque han mandado a toda la tropa de ignorantes. Aunque nos hemos tenido que enfrentar a graves daños: persecuciones, pérdidas de trabajo y a una gran parte enemiga de la secta secreta. La Comisión Prim ha ahorrado miles de euros a la ciudad de Reus, cuando descubrió que lo de la momia estropeada y pegada al tercer ataúd de plomo era solo un timo que se preparaba contra el municipio. Y a pesar de eso se encargó a seis forenses, con conocimiento del consistorio, un contrainforme, "de parte", por el vicio de llevarnos la contraria. Aunque como ya es sabido, cosa que los descalifica para siempre, se mostraron incapaces de hacer bien su trabajo y hasta de nombrar correctamente las heridas del cuerpo de Prim. En sus conclusiones, se olvidaron del codo izquierdo, atravesado por un balazo. Y tampoco vieron otra lesión en la espalda descubierta por la Comisión.

Los forenses firmantes de este peritaje que produce sonrojo son: Javier Pera Bajo, presidente de la Asociación Nacional de Médicos Forenses; Jose Antonio Sánchez, presidente de la Asociación Española de Antropología; Bernardo Perea, director de la Escuela de Medicina Legal de la Universidad Complutense; Enrique Dorado, responsable de Antropología Forense del Instituto Anatómico Forense; María José Anadón, especialista en Medicina Legal y Forense, y Manuel Carrillo, especialista en Antropología Forense de la Universidad de Alcalá de Henares. Gente que firma un trabajo supermegadeficiente, que no añade nada, y está lleno de errores infames. Una vergüenza para toda la clase médica. Un auténtico baldón para la Universidad Complutense de Madrid. Respaldan un peritaje en el que por ejemplo se dice, subrayado, que el hioides es un cartílago. Suspenso colectivo: el hioides es un hueso.

En las conclusiones, escasas de ciencia, afirman que lo surcos del cuello, marcas de la estrangulación a lazo, deben de ser de la ropa con la que fue enterrado, a pesar de no adjuntar ninguna comprobación de lo que afirman, ni medición ni coincidencia. Se trata de simple parla ociosa. Sin base científica, como la que aventura que la muerte se produjo por infección de las heridas.

Y todos a firmar, y si María José Rubio encargó el peritaje, a cobrar. Tan avergonzada debe estar de este estudio de sus pecados, que no fue a la presentación. Aunque sí estuvo su amigo el catedrático- falso, el amigo íntimo de éste, y Carles Tubella, que firmó por el Ayuntamiento de Reus un convenio de no intromisión en las conclusiones de la Comisión Prim de Investigación, algo que incumple como si tal cosa.

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