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carlomag dijo el día 21 de Julio de 2012 a las 10:33:

Matar a un niño es antinatural, criminoso, horrible. Matar a tu propio niño... no tengo palabras que expresen bien lo que intento decir. Debe ser como matar al mundo entero.

Pero yo estoy separado, y en una ocasión mi ex-mujer me atizó e insultó, mi ex-suegra y un ex-cuñado me insultaron, un día cuando fuí a llevar a los niños, cuya custodia tiene ella, tras el fin de semana.

Me aguanté y ni siquiera me defendí, porque la presencia de los niños me paralizó.

Fuí al Hospital y me entregaron un informe clínico de lesiones de abrasión compatibles con bofetadas y arañazos. Lo denuncié.

El juez, en contra del fiscal, los absolvió a los tres y a mí me condenó a pagar las costas del juicio.

Fuí a hablar después con el juez, y le dije que con su infumable sentencia había hecho daño a mis hijos. Naturalmente, me echó de su despacho, y creo que no me hizo nada más porque se debió sentir culpable.

Esta es la ley hembrista y violenta que hay. Yo lo pasé muy mal, tuve fantasías de arrancar a aquella arpía la cabeza y el hígado, que reprimí fuerte y prolongadamente, y logré no "implementarlas".

Por eso creo que esta ley de divorcio es diabólica, violenta, satánica y anticristiana. Es origen de mucho mal y de grandes desgracias. Y creo además que está hecha para que se divorcien quienes tienen el capricho y no la necesidad de vivir separados.

He dicho.

VascoPoz dijo el día 21 de Julio de 2012 a las 09:16:

Un relato estremecedor la relación de desalmados plasmada en este artículo, que provoca una profunda tristeza. No obstante, hecho a faltar algo y es la relación de madres que durante la última década han aplicado su crueldad sobre sus hijos, completando a esa medea hermafrodita.
Y es que, desde mi humilde opinión, creo que la violencia aplicada en el ámbito familiar, tanto la dirigida a los cónyuges como la dirigida a los hijos, es el resultado de la banalización del concepto de familia, de la deconstrucción del mismo, que ha pasado de ser la base de la sociedad, de la civilización, de la cultura, el ámbito donde se criaban los futuros componentes de esa sociedad, civilización, protagonistas y creadores de cultura, en algo que solamente sirve para hacer la declaración conjunta y atribuir una pensión a dos personas cuyo único mérito es que se acuestan juntos.
Los hijos no tienen ninguna importancia en esa ecuación, ya que para la mujer se convierten en un problema o sacrificio que llega a afectar a su "derecho reproductivo", o bien se convierten en un derecho de parejas que por sí mismas no tienen la capacidad de tenerlos.

Con esos planteamientos, en los que se elimina el valor que puedan tener conceptos tales como familia, sacrificio por los hijos, amor conyugal, responsabilidad parental, protección de la infancia y derechos de los niños, etc., seguiremos asistiendo a la utilización de los niños como si fueran objetos, bien de mis caprichos, o bien de mis venganzas, ya que no son más que eso.

La única forma de revertir esta situación, es socializar la idea de la importancia del matrimonio y su estabilidad, el bien supremo que representa la infancia y la juventud, los valores que conduzcan a la promoción del primero y la protección y el impulso de los segundos.

Pero eso es dar la razón a la religión cristiana y no se está dispuesto a ello, por lo que seguiremos dando vueltas al palo de la violencia de género sin encontrar una salida hasta la completa decadencia de la civilización occidental.

jorgegvr dijo el día 21 de Julio de 2012 a las 08:05:

Bueno, tal vez la experiencia de otras sociedades sirva, Don Francisco.
Si realiza una estadística, comprobará que los países donde ambos progenitores tienen los mismos derechos y obligaciones, tienen un índice de parricidio muy inferior de aquellos donde uno de los progenitores es tratado de forma diferente ante la ley.

Y esto es simplemente el comienzo y afianzamiento de tan fea costumbre, esa de matar, ya sea el cuerpo, o el alma de los hijos. Esa inocencia arrancada, con 10 o 12 años, ver como eres carne de intercambio, arma arrojadiza, trasmisor de mentiras y odio, durante la separación y el divorcio.

Mi recomendación es que derogen la famosa ley esa de Violencia de Género, o Machista, o como se llame, y que ambos progenitores sean tratados de igual forma, que tengan los mismos derechos y obligaciones ante la ley. Verá como bajan las estadísticas de niños asesinados, madres y esposas atormentadas, perseguidas y asesinadas, y el de padres cometiendo locuras y finalmente, quitándose la vida.

Un león herido es mucho más peligroso acorralado y sin salida, que en campo abierto y con posibilidades de futuro.
Con la ley machista no dejan futuro social, moral ni económico al padre, sea la denuncia real o falsa. Así que no se quejen de lo que pasa luego.

Particularmente, Don Francisco, entre todos hemos colaborado, pasiva o activamente, a transformar esta sociedad en mierda. Prefiero aquella que viví de pequeño, en el 79. Había valores, se aprendía mucho más en la escuela, la calidad de vida era mejor, hasta las calles estaban más limpias y no había tanto chorizo.
¡Imagínese como era la justicia, que antes si no pagabas un pagaré o cheque ibas a la cárcel!.
Por ello, espero que esta crisis total que vivimos vaya a más, y sirva de revulsivo para el cambio de esta sociedad. Creo que lo necesitamos.