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Francisco Pérez Abellán

Falsedades, equivocaciones y maldades

El artículo es todo entero falso, sesgado, dañino y escrito por una ignorante en el periodo histórico que retrata.

Dice la periodista Carmen Gallardo en El Mundo, en el enésimo artículo que este periódico publica contra la Comisión Prim sin contrastar, y que no ha incluido nada de la media hora larga de preguntas y respuestas que nos hizo a la doctora Robledo y a mí, que frente al "hemos resuelto el crimen" que yo afirmo están "las dudas de los científicos", aunque no cita a ningún científico. El artículo es todo entero falso, sesgado, dañino y escrito por una ignorante en el periodo histórico que retrata.

Primero hay pruebas fehacientes: los surcos de la estrangulación están ahí. El problema de su identificación fue resumido por uno de nuestros especialistas. Solo pueden ser tres cosas: estrangulación, artefacto post mortem y restos de embalsamamiento. La doctora Robledo viajó dos veces a Reus para descartar el artefacto post mortem (ropa que vestía la momia) y el embalsamamiento. Por tanto argumenta perfectamente la estrangulación, aunque la periodista evita decirlo.

Luego resucita muchas de las mentiras atribuidas al magnicidio de Prim. Y argumenta sin pruebas ni ninguna fuerza.

Contrariamente a lo que dice, Prim no habló con el diputado Paul y Angulo a la salida del Congreso, y mucho menos le dijo: "¿Por qué no viene con nosotros a Cartagena a recibir al rey?", aunque la periodista escribe esto y lo considera histórico. Es falso.

El gobernador civil de Madrid jamás sugirió a Prim que reforzara su seguridad, puesto que sería en todo caso tarea del propio gobernador. Es totalmente falso.

Prim nunca podría acudir al hotel Cuatro Estaciones de la calle Arenal, a la cena masónica, como dice la periodista, porque en realidad era la fonda Cuatro Estaciones.

Prim no se detiene con Sagasta, que no era el hombre mejor informado de Madrid, que no le invita a compartir trayecto y no se niega, por lo que no suben a la berlina tan solo el presidente Prim y sus ayudantes Nandín y Moya. Todo esto es falso y no es histórico.

El atentado no tiene lugar "antes de llegar al cruce con Alcalá para tomar Barquillo", sino mucho antes. Este error fatal de la periodista está en sintonía con el único catedrático en historia consultado, que es autor de un libro con un grave fallo histórico en lo mas grave: Prim, la forja de una espada (Planeta 2003). Se trata de Emilio de Diego, muy comprometido con quienes atacan a la Comisión Prim.

Los de los trabucazos no son ocho, como dice la periodista, sino doce, según la lista que se encuentra en el sumario de Prim, con nombres y apellidos.

Los científicos siempre dicen "surcos compatibles con estrangulación a lazo", y eso lo aprovecha la periodista para quitarle veracidad al dato. Como jefe de la investigación, tengo que decir que para mí está muy claro que lo estrangularon. Me sirvo para confirmar de los informes de los profesores de la asignatura de Investigación Criminal.

Yo le expliqué a la periodista lo de los cuatro forenses: Villalaín prácticamente desistió por complicaciones familiares, pasó semanas sin cogerme el teléfono, aunque yo soy el director del departamento en el que da clase. No pude tratar nada con él. El profesor Aitor Curiel, atención a éste, no quiso presentar su informe de conclusiones porque dijo que necesitaba una investigación más larga. Lo que al final dijo también el doctor Villalaín, afirmando vagamente que sería de varios meses y con pruebas complicadas y de alto coste. Algo que se escapaba a nuestros propósitos, por lo que seguimos adelante sin ellos.

El doctor Lorente, de Granada, por motivos que desconozco, no se llevó cabellos de Prim del quirófano para sacar el ADN y tuvimos que mandárselos después, pero todavía no ha aportado a día de hoy la prueba de ADN. Consideramos que no quiere participar. Razón por lo que siguió adelante la doctora Mari Mar, más constante y laboriosa que los otros, puesto que para indagar en un crimen, veáse el de Kennedy o el de Marilyn Monroe, basta solo un forense, aunque la doctora con más suerte que sus colegas.

En efecto, hasta el comisario del Any Prim está de acuerdo en que de los cuatro forenses solo uno, Mari Mar, se empleó a fondo. Los demás terminaron enseguida. Luego se supo que no presentarían sus informes. Aitor Curiel incluso se llevó a su casa las pruebas tomadas en el quirófano, que por cierto le hemos pedido que devuelva para su análisis. Estuvieron desaparecidas hasta que las reclamó Villalaín (tengo los correos electrónicos que lo prueban).

La periodista habla de "expertos y científicos de diferentes áreas consultados por Crónica que niegan rigor científico a la investigación", pero no cita a ninguno. Por tanto negamos toda verdad del artículo (probablemente su única fuente nos sea muy conocida y no quiere dar la cara).

La periodista increíblemente dice: "Historiadores y forenses evitan entrar en polémica y en provocaciones que convertirían el asunto en un espectáculo circense en torno a la figura del general y político español", con lo cual se ahorra citar las fuentes, porque no tiene ninguna presentable.

Luego añade: "Aseguran que la investigación solo busca el morbo y les duele el trasiego de la imagen casi impúdica de la momia de un hombre", lo cual es claramente ofensivo, cuando además se trata de fotos que ilustran un hecho histórico, como las momias de Egipto recientes, aunque tengan mayor edad, por ejemplo la de Ramsés III, que han descubierto que fue degollado utilizando el mismo método que nosotros.

Es decir, que se trata de un pretexto infantil para deslizar "el calumnia que algo queda" que practica la periodista.

Luego, en un tramo delirante, la periodista, que también es novelista, según una nota a pie de página, se inventa por su cuenta que "alguien se colara en el palacio de Buenavista", porque la Comisión Prim nunca ha dicho semejante cosa, sino que Prim fue estrangulado por alguien del entorno del general Serrano. Incluso pudo ser el propio jefe de su escolta, José María Pastor, que está imputado como uno de los asesinos en el sumario.

Por lo tanto, lo que dice la periodista a continuación de que alguien se colara en el edificio es solo fruto de su imaginación, aunque como todo el artículo lo achaca a la Comisión Prim.

Aporta las declaraciones de un subteniente que se interroga a sí mismo, con el valor que tiene eso: "¿Y Serrano iba a cometer un asesinato a lo Borgia?", se dice. Delirante.

Afirma el subteniente que "las marcas que deja en un cadáver un estrangulamiento son máculas muy precisas, el color morado del rostro y un rictus extraño en la boca". El general Prim fue probablemente maquillado para enterrarlo y han pasado 142 años. Luego hay que hablar de cuáles son las señales en una momia y no en un cuerpo reciente. ¿Queda todo eso cuando huyen todos los líquidos del cadáver?

La periodista pasa a valorar el papel de la esposa de Prim, Paca Agüero, y le atribuye otra gran mentira descartada por la Comisión Prim, pero no olvidemos que está asesorada por un falso experto en la época, el catedrático Emilio de Diego, que ha escrito un libro con fallo histórico de calado: afirma que la viuda le dice a Amadeo: "No tendrá que ir muy lejos para capturar a los asesinos de mi marido", lo cual indica que es Serrano el posible culpable, contrariamente a lo que poco antes apuntaba. Pero además jamás dijo esa frase. Es rigurosamente falso.

Como el hecho de que Prim no llevaba cota de malla: no está en el sumario ni hay rastro en la momia. Es todo falso.

El subteniente se pregunta si nadie se dio cuenta de que el general tenía un lazo oprimiéndole el cuello. Pero el caso es que no dejaban pasar a la habitación donde estaba, aunque hay muchos mentirosos que dijeron haber estado de cháchara con el general mientras agonizaba. A unos les pusieron las mentiras en la boca, como afirma Valle Inclán, con datos fidedignos. Otros no son refrendados por los hechos en sus afirmaciones.

Sobre si Paca dejaría a solas a su marido con Serrano, hay que decirle que es histórico que le mintieron respecto a la gravedad de las heridas, y además lo dejó con los médicos, todos a las órdenes de Serrano, que no permitió ni que pasara el juez instructor para empezar la causa. Lo que es rigurosamente histórico. Paca Agüero era una mujer muy apocada, y además en 1870 la esposa no tenía el empuje de ahora. Paca estaba aterrorizada al ver al mayor enemigo de su marido tomando todas las decisiones en su casa. Y su marido moribundo.

A Emilio de Diego, el catedrático de historia de la Complutense que nunca hasta ahora ha ido de biógrafo de Prim, y que no ha escrito ninguna biografía de Prim. En su libro Prim, la forja de una espada, en la página 376 dice que el asesino de Prim, Paul y Angulo, regresó a España en 1885 y murió en París sin regresar nunca. Menuda metedura de pata, un catedrático.

Le cita bien porque dice que es "directivo de la asociación Bicentenario del general Prim", precisamente la que yo estoy denunciando en Libertad Digital, una sociedad creada por el vinatero Pau Roca y la licenciada en historia María José Rubio, que jamás ha escrito de Prim, pero se cree llamada a celebrar el centenario, debido a que su familia compró en almoneda la quincalla de Prim en la residencia que tenía en los montes de Toledo.

Junto a ella están el general del Yak 42, que enterró a los soldados sin identificar, y los políticos Michavilla y José Bono, todos fuertemente subvencionados por La Caixa, que ya les ha dado 40.000 euros, y el cava Freixenet. Lo que puede ser una razón para que ahora estén juntos Bono y el general que él mismo cesó por la infamia del Yak 42.

La hipótesis de la Comisión Prim, contrariamente a como la refleja la periodista de El Mundo, siempre ha sido que los trabucazos dejaron fuera de combate a Prim. En este sentido, nuestro equipo forense dijo en su informe provisional que no debió durar los tres días sino morir antes, aunque se necesita precisar la data exacta.

Inmediatamente, y para seguir criticando a la Comisión, la periodista, que no encuentra motivos, echa mano del "sentido común" para decir que "era imposible entrar en el palacio de Buenavista". Donde demuestra la periodista que no ha leído las conclusiones de la Comisión Prim y no sabe que es de Serrano, el regente, el señalado por los historiadores más rigurosos como presunto culpable, de cuyo entorno surge el sicario que le estrangularía. El resto del párrafo es pura cursilería novelesca: "Eso de que había detrás todo un país (...)". La periodista se inventa el episodio de alguien que entra en el palacio de Buenavista.

Y pasa a decir que no se ha practicado una prueba que por cierto propuso un forense que no quiso seguir, y solo él, por lo que es fácil ver su huella... que fue descartada por los otros forenses, y nunca llevada a cabo por ser innecesaria, y probablemente muy cara.

Hablamos de una prueba normal en un cuerpo fresco y probablemente imposible en una momia, además de no ser siempre eficaz. Pero a eso que conteste la doctora Robledo.

Además, la periodista, ya al final de su artículo, se revela como forense y dice que sin esa prueba de forma categórica "los surcos serían post mortem y se vendría abajo la teoría del estrangulamiento".

Luego afirma con temeridad, "como sostenía la mayor parte de los científicos que aparecían en la primera lista de la Comisión". La verdad es que la Comisión es libre, voluntaria y altruista. De modo que entra quien ofrece su colaboración y se va quien quiere. Los doctores que no quisieron presentar sus informes, por distintos motivos, cada uno, puesto que nunca hubo un frente común, se salieron con normalidad; los demás seguimos adelante, sin que el trabajo se resienta por ello. Otra cosa es que ahora alguno de ellos se arrepienta porque no figura en las conclusiones, cosa que ha pedido y para lo que han presionado quienes han querido modificar a su gusto las conclusiones científicas porque la verdad no les conviene.

Habla luego la periodista con un forense, que tampoco identifica, que dice que está "harto de ver ahorcados, ahogados y asfixiados". La periodista, debido a su frivolidad, no tiene en cuenta que Prim es una momia de 142 años y consulta a un supuesto especialista en cadáveres recientes.

Dice éste que el color del rostro cambia, pero ya hemos explicado que Prim está fuertemente coloreado, con lo que parece una capa intensa de maquillaje de color rojizo.

Lo del artefacto del embalsamamiento lo dijo en su momento uno de los forenses como una ocurrencia, y lo tengo por escrito, porque confiesa que él no conoce ningún caso en la historia. O sea que obsérvese la falta de rigor.

Dice la periodista que "podría inflamarse la ropa y ejercer presión sobre el cuello", aquí definitivamente alucina. También es falso.

La ropa que llevaba la momia fue minuciosamente estudiada y con certeza no provocó los surcos. Esta es una de las comprobaciones que le indicó la doctora y que la periodista ha ignorado.

Dice la periodista que esto no ayuda a valorar en su justo término la figura del político, lo que no es misión de la Comisión Prim de Investigación, y dice que lo verdaderamente importante es que "Prim fue uno de los políticos y militares más destacados del siglo XIX". Aunque es una cosa ñoña, que no viene a cuento después de insultarnos, nosotros sí que lo sabemos.

Luego de nuevo mete la pata, seguramente asesorada por el directivo de la asociación Bicentenario que no fue capaz ni de designar el lugar adecuado para colgar la placa de Prim, en la vieja calle del Turco, provocando que la colgaran donde no es. Porque dice la periodista que "están documentados los nombres de quienes apretaron el gatillo aquella tarde y que murieron en extrañas circunstancias tiempo después". No será capaz de demostrarlo. Esto es completamente falso.

"Más de mil documentos de un sumario de 18.000 folios desaparecieron en 1876". Otra falsedad. Mire usted, señora, el sumario tenía 18.000 folios cuando lo encontró Pedrol Rius en 1958, según declara él mismo. De modo que esto también es completamente falso, como todo el artículo, lleno de irresponsabilidad y falta de conocimiento, de una señora que firma Carmen Gallardo y que nos enteramos de que "es la autora de la exitosa novela histórica La reina de las lavanderas (La Esfera de los Libros, la editorial de la secretaria de la asociación Bicentenario, María José Rubio).

Ahora puede entenderse todo: es una autora de ficción y ha escrito una gran parte de ficción en un artículo que debería reflejar la verdad.

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