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Francisco Pérez Abellán

Madame Bovary hace 'sexting' y 'tampovodka'

Las chicas adolescentes con ganas de probar novedades deben aconsejarse con sus mayores o con su médico.

Del otro lado del océano nos llega una leyenda urbana de la que se hizo eco Libertad Digital, siempre tan diligente con las novedades. En Norteamérica circula que las chicas jóvenes han descubierto que la borrachera de fin de semana es más rápida y duradera si la alcanzan mediante un método nuevo: empapar en alcohol un tampón vaginal. Al invento lo llaman tampovodka. Sobre él se cuentan toda clase de historias: que si es rápido y agradable, que si evita que te delates con el aliento, que si es más beneficioso para no tener resaca… Pues bien, todo es falso y disparatado como los cocodrilos de las alcantarillas de Nueva York.

Si te pones un tampón empapado en alcohol, pongamos vodka, se te pone el sexo como las orejas del elefante Trompita y, mientras lo disfrutas padeces un creciente y desagradable hormigueo que provoca una generosa irritación capaz de hacer que recuerdes la experiencia por el resto de tus días. Aunque, ya en España, borracheras de este tenor se sitúan en tierras de Asturias y otros puntos, la verdad es que no hay constancia. Es por tanto una mentira más de la Red, una diversión canalla de divulgadores de falsedades que tal vez buscan que los adolescentes prueben la nueva diversión. Una periodista, según cuenta en su blog, se ha herido en lo más íntimo por mor del reportaje. Fascinada por el método, quiso probar empapando un tampón en un rico licor y comenzó una tortura que solo terminó cuando decidió dejar de divertirse y arrojar el preparado euforizante a la basura. Ahora, para regularizar la situación toma baños de asiento.

No hay cocodrilos en las alcantarillas, ni chica de la curva, ni nadie ha emprendido un viaje en la puerta de su casa y acabado en Chile, al otro lado de la niebla. Por cierto, que los combinados de alcohol se toman por vía oral, mejor con hielo y de forma moderada. Las chicas adolescentes con ganas de probar novedades deben aconsejarse con sus mayores o con su médico. Una irritación o dolor en el sexo equivale a varios dolores de cabeza de una resaca, y encima nunca se alcanza ese estado en el que "todo me parece bien" que provoca la bebida, siempre que no te pases y llegues al grado del "todo me da vueltas". Por lo visto, dado que nadie escarmienta en cabeza ajena, ya hay algún adelantado que intenta ahora ponerse ebrio metiéndose el gintonic por el ojo. Atención a la dificultad de llegar a la borrachera y la advertencia de que se te pondrá el ojo como las orejas de Trompita.

El siguiente mito de la estupidez es todavía más triste y peligroso. Los adolescentes practican sexting, que es un juego en el que se fotografían desnudos o realizan prácticas sexuales para enviárselo a sus amigos o parejas. La policía ha detenido a varios que intercambiaban feos videos escandalosos.

En uno de ellos, rechazado incluso por los cibernautas amantes del porno, aparece una niña de 13 años ofreciendo un juego sexual en el que hace intervenir a una pequeña de tres años. ¡Cómo será la cosa que la niña acaba pidiendo a la mayor que se ponga su braguita! Confiar tu cuerpo desnudo a internet es un error del que no vale arrepentirse, porque siempre quedarás en el ciberespacio, y protagonizar un video para dar celos, atraer las miradas, obtener protagonismo o epatar a los amigos es ceder a una debilidad que puede conducirte a una detención policial, puesto que la vigilancia es constante, o, como poco, a una crisis de arrepentimiento y melancolía. Si como Madame Bovary envidias "las vidas tumultuosas, los bailes de máscaras y los insolentes placeres con todos sus arrebatos", antes de actuar mira cómo termina la novela de Gustave Flaubert. Madame Bovary c’est toi.

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