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Francisco Pérez Abellán

Niños en desamparo

No quiero ni pensar que haya algo de cierto en que les pudieran quitar los niños porque son pobres o porque son gitanos.

¿Qué pasó en La Carolina? Alguna prensa dice que fue un rapto, pero el rapto incluye siempre abuso sexual y no es el caso. Otros dicen que fue un secuestro y, la acusación técnica, sustracción de menores. La familia protesta que les quieren quitar los niños porque son pobres y hay manipuladores que sacan los antecedentes de los padres, incluso los ya prescritos, para justificar lo injustificable. Ente estos hay quien da visos de racismo subyacente porque insisten en que se trata de una familia gitana extendida por toda España, como si esto fuera algún tipo de descalificación. Es posible que lo que haya pasado en La Carolina (Jaén) sea un monstruoso error de las instituciones que ha perjudicado a cuatro niños.

Los hermanos son cuatro y la Junta de Andalucía los tiene supuestamente bajo tutela. Eso significa que debería velar por su seguridad e integridad, pero los hechos indican que no ha sido diligente. Se los quitaron a los padres y se los dieron a un trabajador que se fue a por unos cafés a un bar cercano perdiendo a tres de los niños que en ese momento le fueron arrebatados. ¡Vaya custodia!

El padre de los niños se ha pasado un mes con un megáfono delante de la puerta de la oficina de la Junta en Jaén protestando porque quieren quitarle la custodia de los pequeños y darlos en acogida. Las familias de acogida hacen un gran trabajo y crían muchos niños en muy mala situación, pero en esta ocasión los padres han demostrado que no solo quieren a sus hijos sino que son capaces de jugarse la cárcel para no perderlos.

De hecho, tanto el padre como la madre han sido encarcelados por presunta sustracción de menores, aunque los menores son sus hijos, que se fueron con ellos sin aparentes síntomas de hacerlo contra su voluntad. Quedan pocas dudas de que los niños con quien deben estar es con la familia biológica. Quizá por motivos que no se han revelado la Junta tuviera razones para quitar la custodia a los padres, pero ahora todo ha cambiado.

Los padres se han revelado como grandes luchadores porque no quieren perder a los hijos. Particularmente creo que hay pocas dudas de que siempre valen mucho más los padres que cualquier institución que nunca puede quitarse el aire de orfanato, especialmente si, como en este caso, tiene fallos monstruosos.

Y lo que ha cambiado es que, por parte de la familia, uno de los hermanos del padre, sin antecedentes, limpio y trabajador, se ofrece para hacerse cargo de los sobrinos. Los padres, hermana, primo, la familia entera que ha colaborado para evitar que les quiten a los niños, merecen que se revise el caso, que se suspenda la acogida y que se les conceda la guarda y custodia si cumplen con la ley. Unos padres luchan ciegamente, con desprecio del bienestar y del propio egoísmo, por mantener a sus hijos a su lado. En eso, estos padres no han ahorrado sacrificios.

No quiero ni pensar que haya algo de cierto en que les pudieran quitar los niños porque son pobres o porque son gitanos, porque yo también soy gitano, como Lorca, o pied noire, como Albert Camus. Todos somos gitanos en un mundo donde una institución como la Junta de Andalucía no es diligente en el amparo de unos niños y separa a los hermanos, como en las películas sobre obras de Dickens, donde el hermano mayor está separado de los otros tres niños, creciendo sin la necesaria convivencia fraterna.

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