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Francisco Pérez Abellán

¡Qué buena idea, presidente!

La conferencia del partido del Gobierno era el lugar adecuado para volver a introducir los crímenes en el debate ideológico.

En la conferencia del PP, por primera vez el suceso es política. Mariano Rajoy introduce en su discurso que estamos sobrecogidos por la joven quemada en La Palma. Se trata de Laura, una dependienta a la que la violencia machista ha arrebatado la vida. Al mismo tiempo, también en las islas se ha sabido que la Ley de Violencia de Género está viciada de origen.

La palabra del presidente es la gran referencia al abandono en el que se encuentra la política preventiva en nuestro país y, aunque no parece que traiga incluido el arrepentimiento, es un comienzo prometedor. La mejor idea que he oído después de lo de bajar impuestos.

La niña de las chuches y la horrible muerte de La Palma marcan la trayectoria del que fuera ministro del Interior y ahora es presidente de los españoles, que ha ido olvidándose de aportar reformas, modernidad e inversiones en prevención y lucha contra el crimen.

Este simple párrafo en su discurso preelectoral, al que hay que interpretar como se hacía en tiempos angostos leyendo entre líneas, muestra voluntad de cambio, lo que podría llamarse "el espíritu del 11 de julio" o si se quiere el "Mazazo Rajoy", porque después de cuatro años de ausencia la preocupación vuelve donde debía. Y se supone que para cambiar mandos policiales, tal vez hasta para enderezar leyes en pro de la seguridad.

Con Rubalcaba aprendimos que existen mentiras, grandes mentiras, estadísticas y estadísticas policiales. Ya he contado la peregrinación quejosa de Ignacio Cosidó, el actual director de la Policía, por los platós con los artículos de excelsos criminólogos españoles que trabajan en el extranjero para mostrarlos con escándalo a los periodistas en su denuncia de las carencias en España de cifras del crimen, cosa que sigue sucediendo ahora con el propio Cosidó. Rajoy debería preguntarle a Fernández cómo está el asunto: ¿sigue aumentando el número de desaparecidos ? ¿Hay un veinticinco por ciento de casos que nunca se aclaran? ¿Se ha mejorado la formación en investigación criminal?

La conferencia del partido del Gobierno era el lugar adecuado para volver a introducir los crímenes en el debate ideológico. La buena idea del presidente da por cierto que todo el país apoya a las mujeres maltratadas, perseguidas, acosadas, golpeadas, violadas, asesinadas y… quemadas.

Hasta ahora en política debía permanecer oculta en el doble sentido o en la lectura entre líneas. No nos habíamos enterado ni siquiera como información a la que le faltan espacios dignos en los que se visualice la violencia contra las mujeres. Incluso hay efectos negativos: muchas mujeres no creen en las promesas que les hacen y no denuncian; otras, que denuncian, a pesar de eso las matan.

Hasta ahora Gobierno y oposición han estado de acuerdo de facto. Los que están ahora en la oposición, mientras estaban en el poder advirtieron de que había que llevar cuidado con informar de la violencia contra la mujer porque cada noticia hacía emerger nuevos actos de violencia y muerte, dado que es más contagioso que el bacilo de Koch. Los espacios que hablan de crímenes en general, y en contra de la mujer en particular, fueron malditos por hombres de ciencia: relegados primero y luego hechos desaparecer. Una cosa sobre la que no se informa no existe. El Gobierno no consideró necesario cambiar la gran aportación de sus predecesores. Pero ahora Rajoy le ha dado una patada al tablero y el ajedrez del crimen se ha desnivelado.

Apenas hay estudios por parte de expertos más allá del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) que no previene el crimen. Ayer mismo, otra mujer fue muerta a puñaladas. Rajoy ha tenido una gran idea al mencionar en el foro político los grandes dramas de muerte y horror que vivimos. Ya dicen en El Padrino que la política y el crimen son la misma cosa.

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