Hace unos días, el lendakari Juan José Ibarretxe, tras recibir a un representante del Tíbet, aprovechó para hacer unas declaraciones en las que, tomando como referencia al Dalai Lama, afirmó que España viene a ser para el País Vasco como China para el Tíbet. Y se preguntó: "¿Por qué pueblos tan grandes tienen tanto miedo a pueblos tan humildes, tan pequeños, esencialmente pacíficos en su forma de reivindicar el camino del futuro?"
Dice que no, que España no le mola,
y que le importa un mísero pepino
este país tiránico y vecino
(que pinta en tonos negros la ikastola).
Dice que no es su raza la española,
que la Constitución le suena a chino,
y que a alavés, giputxi y vizcaíno
una potencia extraña los controla.
Dice que no, que España ya con ellos
ha cometido tantos atropellos
como a la China el Tibet le reclama.
Dice que no –rebelde e insurrecto–,
y por unos instantes tiene aspecto
de haberse reencarnado en "Nanay Lama".