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Fray Josepho

¿Hasta dónde estoy de los políticos?

¿Por qué ahora por las buenas / andas pidiendo ansiolíticos / como quien pide socorro? / —¡Porque ya estoy hasta el gorro / de sufrir a los políticos!

—¿Por qué rumias por lo bajo?
¿Por qué gruñes para ti?
¿Por qué mascullas así,
yo no sé de qué carajo,
con la lengua de estropajo
y modales troglodíticos,
que no entiendo lo que dices?
—¡Que estoy hasta las narices
de aguantar a los políticos!

—¿Por qué se te hinchan las venas
en la frente y en el cuello?
¿Por qué avivas el resuello,
te agitas y te enajenas?
¿Por qué ahora por las buenas
andas pidiendo ansiolíticos
como quien pide socorro?
—¡Porque ya estoy hasta el gorro
de sufrir a los políticos!

¿Por qué te pones violento,
frenético y furibundo?
¿Por qué tornas iracundo,
levantisco y turbulento?
¿Por qué, como un rompimiento
de peñascales graníticos,
te encolerizas y explotas?
—¡Que estoy hasta las pelotas
de cargar con los políticos!

—¿Por qué gritas con desgarro?
¿Por qué aúllas con rencor?
¿Por qué bramas con furor?
¿Por qué te comes el tarro?
¿Por qué enciendes un cigarro,
si por sus humos mefíticos
te van a poner sanciones?
—¡Que estoy hasta los cojones
de pagar a los políticos!

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