El pobre Antonio Miguel Carmona, tras haber hecho todos los papelones imaginables, ve ahora cómo su partido lo ha destituido como portavoz municipal.
Tras perder las elecciones,
dejó sus modos chuletas:
tragó carros y carretas,
carretes y carretones.
Se bajó los pantalones
con resolución obscena.
Y ejerce, cual alma en pena,
como portavoz chusquero
y chambelán mamporrero
de la alcaldesa Carmena.
Para él es habitual
tragarse lo más infame.
Traga que Iglesias le llame
tontorrón y subnormal.
Traga como concejal
que nunca va a ser alcalde.
Y ya, tras tragar de balde
todo lo que le han pedido,
se traga que su partido
ni siquiera lo respalde.