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Fundación Heritage

Australia da esperanza al movimiento conservador

¿Cómo ha pasado Abbott de ser "inelegible" a propinar a la izquierda una derrota de proporciones históricas?

El Partido Liberal Australiano (liberal en el buen sentido, el de Adam Smith) y su socio de coalición, el Partido Nacional, vencieron de forma aplastante en las elecciones del pasado fin de semana. Los votantes han hecho que el líder del PLA, Tony Abbott, sea el próximo primer ministro del país, con el apoyo de 89 de los 150 escaños del Parlamento.

¿Cómo ha pasado Abbott de ser "inelegible" a propinar a la izquierda una derrota de proporciones históricas? Según el Wall Street Journal,

hizo exactamente lo mismo que tantos republicanos de Estados Unidos y tories británicos han tenido miedo de hacer en años recientes: tuvo el coraje de ampliar el atractivo de su agenda conservadora, en lugar de copiar las políticas de sus oponentes. Como resultado de ello, los australianos disfrutaron este fin de semana de la posibilidad de elegir realmente. La arrolladora victoria de Abbott demuestra que aprovecharon la oportunidad de establecer un rumbo más favorable al libre mercado.

Cierto (y muy alentador), pero Abbott no es sólo un conservador desde el punto de vista económico. También es un conservador desde el punto de vista social.

El año pasado, en un discurso pronunciado en la Fundación Heritage, Abbott se identificó de manera explícita, e identificó a su partido, con el respaldo de la Fundación Heritage a la libre empresa, el Gobierno limitado, la libertad individual, los valores tradicionales y una defensa nacional fuerte. Y (que no se entere nadie) también respaldó la idea de la excepcionalidad americana.

Se supone que eso no se va a airear en Australia. La izquierda de Estados Unidos se consuela con el hecho de que, aunque los conservadores son una fuerza importante en Australia (y en el Reino Unido), pues incluso ganan elecciones, no se parecen en nada a nuestros conservadores. Se supone que los conservadores de Australia se limitan a su compromiso ideológico con el libre mercado. Según ese punto de vista, el PLA es un ejemplo de cómo debería ser una oposición responsable (y creen que fútil en última instancia) frente a las tendencias progresistas históricas.

Pero en realidad Tony Abbott no es un buen punto de referencia para sus argumentos. Y además los ha derrotado de forma aplastante.

A Abbott lo han llamado un montón de cosas: "monje loco" (en referencia a su paso por el seminario), metepatas, misógino, "inelegible", neandertal. Por más cosas que quiera llamarlo la izquierda, ahora tendrán que llamarlo "primer ministro". Y sin duda se trata de un apelativo que les da esperanza a los conservadores de toda índole y procedencia.

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