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EEUU: cada vez menos jóvenes quieren ser empresarios

Es poco probable que la situación mejore a menos que se aligere la presión regulatoria.

Según la Survey of Consumer Finances de la Reserva Federal de Estados Unidos, la proporción de americanos menores de 35 años que poseen participaciones en una empresa privada ha caído desde el 10,2% de 1989 al 6,5% de 2013, el último año con datos disponibles.

Esto hace parte de una tendencia más amplia, ya que en Estados Unidos la propiedad de empresas privadas ha caído del 13,3% en 1989 al 11,7% en 2013. Sin embargo, la caída entre el grupo de menores de 35 años ha sido especialmente pronunciada, y es probable que todos estos motivos formen parte del problema:

  • Se ha vuelto más difícil tener una pequeña empresa, con tantas entidades gubernamentales imponiendo regulaciones a los emprendedores. La regulación pública es uno de los mayores retos a los que se enfrentan los pequeños negocios, según una reciente encuesta a 1.000 pequeños propietarios.

  • Los adultos que gestionan una empresa desde hace años han aprendido los entresijos del régimen regulador, pero los empresarios más jóvenes sufren para superar todas las fases reguladoras exigidas para abrir un negocio.

  • Los aspirantes a empresario están graduándose soportando más deuda universitaria que en el pasado, por lo que les es difícil obtener préstamos adicionales para abrir un negocio.

  • Los bancos, teniendo que hacer frente a mayores costos y nuevas regulaciones, no están dispuestos a conceder tantos préstamos a pequeñas empresas como antes.

Hay quien dice que en Estados Unidos la generación más joven tiene una mayor aversión al riesgo que la de sus padres y busca la seguridad que da un sueldo en lugar de la incertidumbre empresarial de beneficios y pérdidas. Pero los jóvenes emprendedores de hoy se enfrentan a un entorno empresarial diferente al de la generación de sus padres.

Hoy, los aspirantes a empresario ven cómo los propietarios de negocios se quejan de un entorno regulador muy incierto que hace que sea difícil la planificación. Su renuencia a abrir un negocio puede que sea menos fruto de una aversión al riesgo que de una reposada ponderación de las ventajas y desventajas de la creación de empresas.

Es poco probable que la situación mejore a menos que se aligere la presión regulatoria. Si se reduce la regulación, veremos cómo la Generación Y se pone a colgar letreros de "Abierto" en las puertas de sus flamantes empresas.

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