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Clifford D. May

Pequeño milagro

A los ojos de muchos en el mundo, Israel es una "nación emergente" y advenediza. Desafía a la "comunidad internacional" al atreverse a defenderse y prospera incluso cuando está siendo atacada. Para mucha gente, ese comportamiento es imperdonable.

La gente olvida lo pequeño que es Israel. Toda su población es de poco más de siete millones de personas, más pequeño que Lima. Tiene unos 21.000 kilómetros cuadrados de superficie terrestre, más pequeño que Nueva Jersey o Belice. Si comparamos, su vecino al este, Jordania, ocupa 89.000 kilómetros cuadrados; Egipto, su vecino al oeste, ocupa más de un millón.

Hay más de 20 Estados árabes con una población combinada de 325 millones de personas y más de 50 Estados con mayoría musulmana que gozan de una población combinada de más de mil millones de personas. Por el contrario, Israel es el único Estado del mundo con mayoría judía y el 20% de su población es árabe, siendo musulmanes la mayor parte de ellos.

Entonces, ¿por qué se dirige tanta atención –y potencia de fuego– a esta minúscula nación? Los muchos enemigos y críticos de Israel dicen que es porque el Estado judío ha privado de una patria a los árabes palestinos. Pero Jordania, situada en tres cuartas partes de la Palestina histórica al este del río Jordán, –de donde proviene el nombre del país que se creó en los años 1920– está poblado, como es lógico, sobre todo por palestinos. En cuanto a la familia real que allí gobierna, la exiliaron de su hogar ancestral en La Meca, después de que los saudíes –un clan que aboga por el wahhabismo, la versión radicalmente fundamentalista del islam– conquistaran la mayor parte de la Península Arábica y le impusieran ese nombre. 

Los palestinos también están afincados en Gaza, de donde Israel retiró a cada colono y soldado hace cuatro años. Y, en varias propuestas de paz, Israel ha ofrecido llevarse a más del 90% de sus ciudadanos que habitan en Cisjordania, que es un territorio ocupado desde 1967 como final de una guerra contra Egipto (al que le quitó Gaza), Jordania (al que le quitó Cisjordania) y otros vecinos árabes cuyo explícito objetivo era erradicar a Israel.

Los defensores de Israel sostienen que a este país se le odia por diversas razones, especialmente porque es un bastión de valores occidentales en una región, el Gran Oriente Medio, dedicada a un proyecto de limpieza religiosa y étnica a largo plazo. Allí, un país tras otro se ha ido tornando inhóspito para sus minorías. Como consecuencia, judíos, cristianos, bahaístas y zoroastristas están entre los grupos minoritarios que han sido eliminados, diezmados u obligados a huir hacia rincones más tolerantes del mundo.

También está el hecho de que, económicamente, Israel es muy superior para lo que se espera de una nación de su tamaño. Como Dan Senor y Saul Singer describen y documentan en un fascinante libro nuevo titulado Start-Up Nation: The Story of Israel’s Economic Miracle (Nación Emergente: La historia del milagro económico de Israel) la "mayor concentración de innovación y espíritu emprendedor en el mundo hoy en día" se encuentra en el Estado judío: el porcentaje de su PIB que dedica a la investigación y el desarrollo es mucho más alto que en cualquier otro lugar del mundo; tiene más empresas nuevas per cápita dedicadas a la alta tecnología que cualquier otro país; 80 veces más inversión de capital riesgo per cápita que China; y más compañías en el NASDAQque toda Europa junta.

 

Además, Senor y Singer creen que las explicaciones convencionales y a veces estereotípicas de este éxito –por ejemplo, los judíos trabajan duro, los judíos son listos– son incorrectas o insuficientes.

Un factor clave y que se pasa por alto, según teorizan ellos, es que prácticamente todos los israelíes sirven en las fuerzas armadas donde se les inculca un sistema específico de aptitudes y valores. Aprenden, por ejemplo, que "uno debe completar su misión, pero que la única manera de lograrlo es en equipo. El grito de guerra es ‘después de mí’: no hay liderazgo sin ejemplo personal y sin inspirar al equipo para que ataque junto a usted y con usted. Nada de dejar atrás a alguien. Usted recibirá mínimas directrices desde arriba y se espera que improvise...". El ejército israelí alienta un tipo de espíritu emprendedor: asumir responsabilidades y riesgo en plena juventud unido a la experiencia que se adquiere teniendo que tomar decisiones de vida o muerte. 

Por el contrario, las tropas europeas raramente se aventuran en campos de batalla y, cuando lo hacen, como en Afganistán, demasiado a menudo se les dan instrucciones de que van en misión de paz a lugares donde no hay paz alguna que mantener. ¿Qué enseña eso?

Estos últimos años, los hombres y mujeres americanos que sirven en las fuerzas armadas del país han estado enfrentándose a enormes desafíos y los han ido superando. Senor y Singer sugieren que esas personas, al regresar a la vida civil, no deberían "desenfatizar su experiencia militar a la hora de buscar trabajo" y que los empresarios deberían reconocer las aptitudes y los hábitos que ahora los jovenes americanos están adquiriendo mientras luchan por su país y para asegurar que la libertad tenga futuro. 

Éste no es un argumento a favor de la guerra. No obstante, nos han declarado la guerra y nos la han impuesto. Los que piensan de otra forma se están autoengañando al abrigar una falsa ilusión muy peligrosa. Además, la incómoda verdad es que la guerra, y no la paz, ha sido la norma a lo largo de la historia. Y los informes sobre la muerte de la historia se han exagerado.

La "generación más grande" se forjó en la encrucijada de un conflicto mundial. Si la guerra global contra Occidente produce una segunda "generación más grande" será una amarga derrota para Osama bin Laden, Mahmud Ahmadineyad y todos los que simpatizan con sus ideologías medievales y supremacistas 

Estados Unidos es una nación excepcional. Pero cada generación de americanos debe decidir si asume el peso que implica continuar con esa tradición.

También Israel es único. A diferencia de la gran mayoría de Estados nacidos en la segunda mitad del siglo XX, Senor y Singer apuntan que: "Solamente los fundadores de Israel tuvieron la temeridad de intentar construir un moderno país del primer mundo en la región de la que habían desterrado a sus antepasados dos mil años antes". 

El problema es que, a los ojos de muchos en el mundo, Israel es una "nación emergente" y advenediza. Desafía a la "comunidad internacional" al atreverse a defenderse y prospera incluso cuando está siendo atacada. Para mucha gente, ese comportamiento es imperdonable.

©2009 Scripps Howard News Service
©2009 Traducido por Miryam Lindberg

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