El presidente Obama podría hacer aún más por la estabilidad en el Medio Oriente durante su viaje a la región: debería promover la libertad económica.
Oriente Medio y el norte de África son dos zonas en que los Estados carecen de instituciones que protejan los derechos de propiedad privada.
En un reciente artículo de opinión publicado en el Wall Street Journal, Hernando de Soto, presidente del Instituto para la Libertad y la Democracia, con sede en Perú, indicó:
Según nuestras estimaciones, más de 200 millones de personas de Medio Oriente y el Norte de África dependen de ingresos procedentes de administrar empresas u ocuparse de propiedades en la economía informal, es decir, sin la protección del Estado de Derecho.
El fundamento básico para el funcionamiento de una economía de libre mercado es la protección que brinda el Estado de Derecho. Sin él, los ciudadanos corren el riesgo de que sus propiedades sean embargadas y la corrupción (presumiblemente el principal impulsor de la revolución de la Primavera Árabe) se vuelve endémica.
Como observó el analista de la Fundación Heritage Jim Roberts en el capítulo dedicado al Estado de Derecho en el Índice 2013 de Libertad Económica:
Los derechos de propiedad fomentan la inversión, la actividad empresarial y la innovación; la protección frente a la corrupción desmotiva la búsqueda de rentas y ayuda a guiar los recursos hacia una utilización provechosa de los mismos.
De Soto también expresa otra idea fundamental:
Estados Unidos y sus aliados se arriesgan a perder una oportunidad de revisar un sistema que crea la pobreza y la indignación de que se aprovechan los tipos que conforman Al Qaeda. Si Occidente se centra en ayudar y aconsejar en lo relacionado con la protección legal de los derechos de propiedad y de la empresa privada, encontrará una audiencia ávida de información (y nuevos admiradores) que se puede contar por millones.
Que así sea.