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Solzhenitsin: No nos hagamos ilusiones

El autor y el premio Nobel ruso también jugó un papel fundamental en la política americana a mediados de los años 70 poco después de que se viera obligado a exiliarse allí desde su Rusia natal.

Alexander Solzhenitsin es más conocido por su trilogía épica Archipiélago Gulag, donde reveló al mundo el total alcance del infame sistema de campos de concentración de la Unión Soviética en el cual murieron millones de personas, pero no fue en vano. La documentación hecha por Solzhenitsin de sus vidas y muertes puso en marcha las fuerzas que finalmente llevaron al colapso del comunismo y a la disolución de la Unión Soviética en 1991.

Solzhenitsin entendió lo importante que era su labor: "Oh, sí, Gulag estaba destinado a afectar el curso de la historia, yo estaba seguro de eso", decía. Es una obra profunda: parte historia, parte memorias, parte ensayo espiritual sobre el rol del sufrimiento redentor y la necesidad de oponerse a toda forma de tiranía sobre la mente y el alma del hombre.

El autor y el premio Nobel ruso también jugó un papel fundamental en la política americana a mediados de los años 70 poco después de que se viera obligado a exiliarse allí desde su Rusia natal. En 1975, Ronald Reagan se debatía pensando si debía presentar su candidatura para la nominación republicana a la presidencia desafiando así a Gerald Ford, el entonces presidente. Para Reagan, un momento crucial fue cuando Ford se negó a recibir a Solzhenitsin en julio de 1975.

Reagan se burló de las razones dadas para justificar esa negativa: Que Ford tenía que asistir a una fiesta de su hija, que el disidente ruso no había pedido formalmente una reunión, que no le quedaba muy claro a la Casa Blanca "qué es lo que [el presidente] ganaría teniendo una reunión con Solzhenitsin". Reagan dejó claro que un presidente Reagan se sentiría honrado de sentarse con el famoso superviviente y cronista del Archipiélago Gulag y aprender de él.

Cuatro meses después, Reagan anunciaba su candidatura y comenzaba una lucha que aunque se vio truncada al año siguiente, culminó con su victoria presidencial en 1980. Una idea fundamental de su campaña de 1980 y de su presidencia se puede encontrar en la plataforma de la Convención Nacional Republicana de 1976, redactada por Reagan y sus partidarios, que decía: "Reconocemos y elogiamos a ese gran baluarte de la valentía y moralidad humana, Alexander Solzhenitsin, por su persuasivo mensaje acerca de que debemos enfrentarnos al mundo sin hacernos ilusiones acerca de la naturaleza de la tiranía".

 

©2008 The Heritage Foundation

* Traducido por Miryam Lindberg

 Lee Edwards es distinguido colaborador de la Fundación Heritage para la investigación del Pensamiento Conservador y presidente de la Fundación Conmemorativa de las Víctimas del Comunismo.

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