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Fundación Heritage

Todos salimos ganando

Mientras que las elecciones libres y justas son todavía una realidad relativamente nueva en el hemisferio occidental, Estados Unidos ha estado celebrando elecciones y transferencias de poder desde el año 1789.

¿Qué decir de estas elecciones épicas? ¿Será que, como algunos defienden, Estados Unidos está dividido en estados "rojos" y "azules"? ¿Será que hay lugares más patrióticos que otros? Un análisis más pormenorizado de la historia de Estados Unidos revela algo distinto.

Muchos de los que somos inmigrantes, o hijos de inmigrantes, aún mantenemos lazos directos con países que verdaderamente sufren violencia política, conflictos entre clases sociales y donde existe gran malestar ciudadano. No hace falta cavilar mucho para que nos vengan a la mente lugares donde el "sufragio", las "elecciones" y hasta la "democracia" no son otra cosa que eslóganes pegadizos.

Para muchos, éstos son los lugares de donde nuestros padres huyeron. Éstos son los lugares de lazos culturales y familiares, pero no el hogar de nuestras aspiraciones y anhelos políticos.

Lamentablemente, la historia de Latinoamérica y del Caribe está plagada de golpes de Estado, revoluciones, elecciones amañandas, masivos fraudes electorales y engaños, hasta el punto de que estos pueblos han perdido la fe en la idea de la democracia. Peor aún, en el caso de países como Argentina, Chile o Uruguay durante los años 70, el malestar de la opinión pública era tan profundo que finalmente todo ello desembocó en diversos golpes de Estado, sin olvidar a Cuba que a finales de los años 50 pasó de la reaccionaria dictadura de Batista a la dictadura de Fidel Castro sin haber podido disfrutar de un solo momento de libertad. En los años 80, después de que los sandinistas prometieran democracia, Nicaragua sufrió una sangrienta guerra civil que enfrentó a los sandinistas y a la Contra. A su vez, las atroces divisiones políticas en El Salvador y Guatemala resultaron en la pérdida de decenas de miles de vidas humanas.

Y aunque México se salvó de muchos de los sangrientos conflictos que asolaron Latinoamérica a finales del siglo XX, estuvo bajo el control de un único partido político por casi siete décadas. No ha sido hasta el año 2000 cuando se ha podido decir que México realmente entró a la era moderna de la democracia. En resumen, mientras que las elecciones libres y justas son todavía una realidad relativamente nueva en el hemisferio occidental, Estados Unidos ha estado celebrando elecciones y transferencias de poder desde el año 1789.

Es un hecho realmente asombroso que apenas haya transferencias pacíficas de poder en muchos lugares. En cambio, Estados Unidos ha estado disfrutando de esta institución durante más de dos siglos. Este hecho es particularmente increíble ya que también hemos tenido nuestra buena dosis de malestar civil y político. Sin embargo, solamente una vez, durante la Guerra Civil Americana en 1861, los ciudadanos se resistieron a la decisión de la mayoría.

Aunque no cabe duda de que la elección de Barack Obama a la presidencia habrá disgustado a muchos, el pacifico relevo del poder que estamos viviendo sirve como testimonio de la grandeza de este país y de su diverso y profundamente democrático pueblo.

Incluso en estas elecciones donde muchos habían puesto todas sus esperanzas en uno u otro candidato, el resultado sencillamente cierra otro capítulo más de la historia de Estados Unidos. El 20 de enero de 2009, el presidente electo, Barack Obama, jurará su cargo en las escalinatas del Capitolio, asegurando así que esta tradición democrática continúe (por mucho que simplemente la demos por hecha).

Como americanos de descendencia hispana nunca deberíamos olvidar lo afortunados que somos de vivir en este país donde los derechos de sufragio y las elecciones libres y limpias no son simplemente eslóganes, sino conceptos muy reales que forman parte de la idiosincracia estadounidense. Como dice la Declaración de Independencia, el Gobierno debe funcionar "con el consentimiento de los gobernados".

Los resultados de estas elecciones aún están siendo analizados, pero las cifras sugieren que los hispanos jugaron un rol determinante en varios estados como Florida, Nevada, Colorado y Nuevo México. Queda claro que estas elecciones encendieron el entusiasmo de muchos hispanos, particularmente entre los más jóvenes. Lo importante será que esta llama se mantenga con los años. Una ciudadanía bien informada y activa es absolutamente vital para renovar el espíritu de la democracia.

Votar es solamente uno de los muchos derechos y responsabilidades que tienen los ciudadanos. Tener un buen conocimiento del idioma inglés, respetar las leyes, trabajar para construir una comunidad y apreciar la rica historia de nuestro país será aún más importante a medida que nuestra minoría hispana crezca con el pasar de los años.

Solamente apreciando patrióticamente la suerte que tenemos de vivir en la mejor nación del mundo y actuando como ciudadanos responsables, podremos asegurar que los inmigrantes de mañana, al igual que los millones que vinieron antes, puedan disfrutar de las mismas libertades que hoy tenemos.

©2008 The Heritage Foundation
* Traducido por Miryam Lindberg

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