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Gabriel Calzada

Bové, Bono y Antonio Banderas

Estos paladines de la "solidaridad coactiva" no creen que los pobres puedan labrarse un futuro mejor por sí mismos. Deben considerar a los pobres seres tontos que no pueden prosperar en libertad.

Las últimas semanas han sido fecundas en surrealismo anti-globalizador. La primera sorpresa la dio José Bové, el vándalo que, parapetado en su disfraz de agricultor, no se contenta con destrozar McDonalds sino que trata de impedir que los agricultores de los países pobres puedan vender su producción a los europeos que libremente quieran comprarla. Pues bien, este hipócrita "defensor de los pobres" ha logrado inscribir su nombre entre los candidatos a la presidencia de Francia. Lo cierto es que, en el improbable caso de que saliera elegido, no creo que notáramos mucho la diferencia de su política con respecto a la de sus predecesores. La única defensa seria de los pobres es el libre comercio y eso no lo defiende ningún dirigente francés desde los tiempos de Jacques Rueff.

La semana pasada el cantante Bono, a quien el gobierno francés concedió la Legión de Honor en 2003, recibió el título de Caballero Honorario del Imperio Británico en reconocimiento a sus servicios a la industria de la música y su trabajo humanitario. En lo primero no me meto, pero lo segundo debe ser cosa del humor británico de Su Majestad la Reina. Bono seguramente es el ser más globalizado y que más debe a la globalización de entre las legiones de cruzados anti-globalizadores.

Que un militante anti-globalización diga una idiotez no es noticia porque no es un suceso que destaque por su escasez; es asfixiantemente abundante. Pero todo cambia si quien pronuncia la bobada del día es un actor tan conocido como Antonio Banderas. El malagueño dijo el pasado domingo que era un placer participar en una procesión de la Semana Santa porque "esto es una fiesta anti-globalización". Y una vez puesta en marcha la máquina de soltar chorradas, también explicó en una entrevista con la agencia Efe que considera a las cofradías como "una ONG".

Es para partirse de risa. Jesucristo olvidó comentar a los apóstoles que no moría por todos los seres humanos, sino por un grupo particular a quienes pretendía privilegiar frente al resto, que es justo lo que reclaman los activistas anti-globalización. Además, el descubrimiento español de América, uno de los mayores eventos globalizadores previos a la revolución industrial, contó con la activa participación de la Iglesia Católica. En las décadas siguientes a la llegada de los españoles al nuevo continente surgió un interesante debate acerca de los derechos de los indios y, como no podía ser de otro modo, los pensadores escolásticos defendieron el respeto hacia la vida y la propiedad privada así como la libertad económica de los habitantes del nuevo mundo. Vamos, que de anti-globalizadores tenían poco.

Bové, Bono y Banderas ignoran que en los últimos doscientos años el porcentaje de la población mundial sumida en la pobreza absoluta ha pasado de algo más del 85% a menos del 20% en la actualidad. El proceso de expansión del capitalismo ha permitido que los esfuerzos de cientos de millones de seres humanos para salir de la miseria hayan tenido éxito. Sin embargo, estos paladines de la "solidaridad coactiva" no creen que los pobres puedan labrarse un futuro mejor por sí mismos. Deben considerar a los pobres seres tontos que no pueden prosperar en libertad. Por eso se apresuran a pedir medidas de corte socialista, aquellas con las que los dirigentes políticos tratan de crear "mundo perfecto" esclavizando a la población.

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