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Gabriela Calderón

La prohibición de drogas no funciona

Felipe Calderón declaró una guerra sin tregua al narco en 2006. Los resultados de esa estrategia hasta el día de hoy incluyen más de 30.000 asesinatos relacionados con la guerra contra las drogas, 15.000 de ellos solo en 2010.

A principios de 2009 la revista The Economist reafirmó su posición a favor de la legalización citando un siglo de fracaso de la guerra contra las drogas. Pocos meses después, una comisión de importantes líderes políticos e intelectuales latinoamericanos –incluyendo al ex presidente brasileño Fernando Henrique Cardoso, el intelectual mexicano Enrique Krauze, y el Premio Nobel Mario Vargas Llosa, entre otros– presentaron un informe que sugería despenalizar ciertas sustancias como la marihuana. La popularidad no concede la razón a una causa, por eso el fracaso de la guerra en México y la experiencia de Portugal con la despenalización de las drogas son muy reveladores.

Felipe Calderón declaró una guerra sin tregua al narco en 2006. Los resultados de esa estrategia hasta el día de hoy incluyen más de 30.000 asesinatos relacionados con la guerra contra las drogas, 15.000 de ellos solo en 2010. Rubén Aguilar y Jorge Castañeda (ex canciller de México) describen en su libro El narco: La guerra fallida por qué la estrategia del Gobierno de Calderón ha agravado la violencia y no ha logrado (ni podrá) eliminar el tráfico ilegal de sustancias, principalmente debido a la incesante demanda en el exterior. Los autores sugieren encaminarse hacia una estrategia que trate a las drogas como un problema de salud pública y no como un problema de seguridad.

Esto ya ha sucedido en Portugal, país que despenalizó el consumo y posesión para uso personal de todas las drogas (incluso la cocaína y la heroína) en 2001. Glenn Greenwald, en un estudio publicado por el Cato Institute en 2009,analizó los resultados de esta experiencia. En Portugal, el consumo de drogas es considerado una ofensa administrativa, totalmente removida del ámbito penal. Las autoridades se propusieron (1) redireccionar su enfoque hacia la prevención; (2) extender y mejorar la calidad y capacidad de la red de salud para los adictos; y (3) garantizar los mecanismos necesarios para que los individuos asistan voluntariamente a tratamientos para la adicción en lugar de ser enviados a la cárcel.

Greenwald señala que desde 2001 el consumo se ha reducido en términos absolutos y las muertes relacionadas al consumo de drogas han disminuido considerablemente. Además, el número de personas que asisten a tratamientos se ha aumentado en un 147%. En 2006, Portugal era uno de los miembros de la Unión Europea con menor prevalencia de consumo de drogas como la marihuana o la cocaína. En cambio, EEUU, con una de las políticas más severas en contra del consumo de drogas, tiene las tasas de prevalencia de consumo de cocaína y de marihuana más altas del continente americano (y mucho más altas que las de Portugal).

El Gobierno ecuatoriano haría bien en promover una política de despenalización de drogas en el hemisferio. Ecuador es un país pequeño que por sí solo no puede cambiar la política del hemisferio, pero si se atreve, el Ejecutivo por lo menos estaría adoptando una posición que defiende nuestros intereses: que aquí se reduzca la violencia relacionada al narcotráfico y se evite que los narcos lleguen a corromper a autoridades del más alto nivel y que se reconozca que las drogas siempre van a estar presentes en la sociedad y es mejor considerarlas como un problema de salud que una ofensa criminal.

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