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Acuerdos y desacuerdos

Sarkozy y Cameron han tenido que dejar por un momento de lado sus recientes disputas en materia de política económica. La cooperación en defensa es demasiado importante como para que sea desbaratada por unos cuantos malentendidos

El pasado 17 de febrero Francia y el Reino Unido profundizaron nuevamente su relación estratégica. Desde que en noviembre de 2010 Londres y París firmaran un amplio acuerdo de cooperación militar, han continuado en la misma senda. El objetivo es la búsqueda de soluciones a los retos que impone la austeridad, que se ha cebado sobre todo con el sector de la defensa. Y también la necesidad de hacerse fuertes en un mundo cada vez más grande. La cooperación franco-.británica es totalmente acertada, pese a quien le pese.

No obstante, Sarkozy y Cameron tuvieron también que dejar por un momento de lado sus recientes disputas en materia de política económica, puestas en evidencia tras el rechazo de premier británico a firmar un nuevo tratado europeo diseñado para frenar la crisis en la eurozona, y que fueron adornadas con un duro intercambio de palabras. Incluso ambos líderes fueron filmados evitando darse la mano en una reciente cumbre de líderes europeos.

La cooperación en defensa es demasiado importante como para que sea desbaratada por unos cuantos malentendidos. En este caso es además la expresión más evidente de un compromiso aún más profundo y sustancial. Se ha oficializado la puesta en marcha de un programa de aviones no tripulados para desarrollar dos prototipos: un medium –altitute long-endurance (MALE) drone, y uno de combate o UCAV. La británica BAE y la francesa Dassault han pedido trabajar en el MALE, y esperan tenerlo operativo en 2010, mientras que el UCAV podría estar para el 2030.Un ambicioso programa acorde con las tendencias actuales y que incluso podría llegar a competir con Estados Unidos  e Israel, que dominan el mercado. Aunque los largos tiempos de la industria de defensa alientan las dudas sobre la posibilidad de mantener durante más de una décadas las investigaciones y pruebas que se requieren.

También se ha firmado un acuerdo por valor de casi 600 millones de euros para la construcción de una planta nuclear en el Reino Unido aprovechando el know-how francés, uno de los mayores exportadores de tecnología nuclear. Un acuerdo que subraya el apoyo de ambos gobiernos a la energía nuclear cuando otros países europeos, como Alemania e Italia, van en sentido contrario, sobre todo tras el desastre de Fukushima.

Se han reducido, sin embargo, las ambiciones de trabajar conjuntamente en submarinos nucleares, aunque se confirma el despliegue de un portaaviones en 2020. La reunión franco-británica también sirvió para que ambos líderes presentaran un frente común en política exterior, prometiendo la búsqueda de nuevas formas para apoyar a la oposición en Siria, e informaron sobre un mayor intercambio de información para la lucha contra el terrorismo.

No es una cooperación fácil, sobre todo siendo el Reino Unido una potencia marítima y Francia una potencia continental. Pero ese no es un problema. ¿Qué pasará con el acuerdo si Sarkozy pierde las elecciones? Hollande tiene una visión del mundo diferente al presidente francés, en cuyo caso Londres y París presumiblemente reinventarían de nuevo su relación estratégica.

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