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Al-Zarqaui: simbología y praxis

Simbólico, sí, desde luego, No hay más que ver cómo se le llora en las webs islamistas. Práctico, sin lugar a duda. Hoy Irak y el mundo vive con una amenaza menos.

"Una buena noticia, aunque más simbólica que práctica", ha declarado Rafael Estrella, portavoz del PSOE en el Congreso, al conocer la noticia de la muerte del terrorista más buscado de Irak. Se nota que ni él ni los suyos están en Irak, ni ha formado parte del staff de las Naciones Unidas que cuando estuvo por allí, salió volando por lo aires gracias a los secuaces y la mente de Abú Musad al-Zarqaui. Zarqaui tenía un elemento simbólico, sin duda, pero muy a su pesar, porque él en realidad era un hombre de acción. No sólo ha dejado un sangriento reguero de destrucción y muerte con sus atentados, sino que éstos no estaban ejecutados al azar de la oportunidad, sino que seguían y respondían a una clara estrategia.
 
Estrella se estrella porque la desaparición de Al-Zarqaui es muy importante. En primer lugar, él era el exponente de la jihad que había tomado Irak como su frente central para llevar adelante la guerra santa contra América y los occidentales. Sólo con su impulso y esfuerzo Al-Qaeda ha logrado estar presente en esa zona. Nadie del círculo cercano de Ben laden está hoy en Irak que se sepa, pues Zarqaui centralizaba toda la acción jihadista en suelo iraquí. Su desaparición deja sin cuadros relevantes sobre el terreno a la organización de Ben laden.
 
En segundo lugar, no se puede olvidar que Zarqaui era el inspirador y ejecutor de una estrategia más amplia. A su grupo se le atribuyen los atentados de Amman, de finales de año pasado, así como la reciente fijación del jihadismo en desestabilizar la monarquía hachemita. Jordania era para él un objetivo estratégico y su desaparición alivia muchas de las amenazas que se ciernen sobre ese reino.
 
En tercer lugar, a Al Zarqaui también se le atribuyen algunos de los intentos de atentados en suelo europeo. No en balde, por ejemplo, las fuerzas que investigaban los ataques en Londres del 7 de julio del año pasado, pusieron sus ojos de forma inmediata en un colaborador de Al-Zarqaui como primer sospechoso. Del 11-M también se dijo que podían estar los terroristas vinculados en alguna medida con la red de Zarqaui. Sea como fuere, lo cierto es que para el propio Zarqaui Europa y Norteamérica eran objetivos legítimos que batir con sus fuerzas, aunque de momento se concentrara en intentar crear el caos y la guerra civil en Irak.
 
¿Es, por tanto, su eliminación algo simbólico? Sólo con una mira más que estrecha que, dicho sea de paso, es la que caracteriza al socialismo español con todo lo referente a Irak. Obviamente esto no representa el final de la violencia para los iraquíes, pero se les ha quitado a uno de los elementos más peligrosos y desestabilizadores de la misma. Simbólico, sí, desde luego, No hay más que ver cómo se le llora en las webs islamistas. Práctico, sin lugar a duda. Hoy Irak y el mundo vive con una amenaza menos.

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