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Algo más que una carrera militar

Es también el simbólico final de una de los grandes capítulos de la estrategia de seguridad norteamericana: la contrainsurgencia, conocida como COIN.

Es también el simbólico final de una de los grandes capítulos de la estrategia de seguridad norteamericana: la contrainsurgencia, conocida como COIN.

La caída en desgracia del general David Petraeus ha acabado con algo más que una gran carrera militar. Es también el simbólico final de una de los grandes capítulos de la estrategia de seguridad norteamericana: la contrainsurgencia, conocida como COIN.

Después de una brillante carrera, que le llevó a mandar la mítica División Aerotransportada 101, Petraeus recibió el encargo de revisar en profundidad la doctrina contrainsurgente, en vista de las dificultades por las que se pasaba en Irak. Así, en 2007 se publicó el Manual de instrucciones para la contrainsurgencia del Ejército y los Marines de Estados Unidos, del que fue uno de los principales autores. Era una guía para librar lo que sería la forma predominante de guerra en los siguientes años, y que Estados Unidos debía dominar si quería derrotar a sus enemigos de principios del siglo XXI.

De la teoría se pasó a la práctica y, siguiendo sus reglas para la contrainsurgencia, Petraeus aumentó el número de tropas en Irak y, en vez de colocarlas dentro de las bases operativas avanzadas, las puso en las candentes y polvorientas calles de las ciudades y los pueblos iraquíes. Para los pensadores militares convencionales, eso era la locura. Significaba dar al enemigo más tropas para matar, y además situarlas en posiciones más vulnerables. Decía el referido manual que el principal objetivo de la COIN era dar seguridad a la población civil, y esto implicaba inevitablemente que el ejército organizara de algún modo áreas de desarrollo de la misma, tarea que exigía habilidades que no eran las más militares de su profesión. Significaba entablar más relaciones personales, formar a las fuerzas de seguridad locales e invertir en caros proyectos de desarrollo. Menos armas y bombas y más corazones y mentes. Es lo que se ha descrito como Doctrina Petraeus.

Y funcionó. Su buen trabajo en Irak fue recibido con grandes elogios, y abrió el camino para que se tratara de seguir la misma estrategia en Afganistán, primero de la mano del general Stanley McChrystal y aplicando también un surge, en este caso inferior al que los mandos militares norteamericanos habían solicitado, y además con fecha de salida, todo por decisión de Obama. Cuando en 2010 Petraeus sustituyó a McChrystal en Afganistán se empezaba a poner en duda su doctrina, tal y como se estaba aplicando en el país y con las limitaciones impuestas por el presidente. Para Obama, lo que allí lejos acontecía pasaba a segundo plano; Washington había decidido a empezar a abandonar la contrainsurgencia. Incluso antes de pasar a la CIA, en septiembre de 2011, Petraeus tuvo que modificar la reglas de su propia doctrina en Afganistán, incrementando las incursiones de las operaciones especiales y de los drones, proceder que llevó consigo a la CIA.

Así, el antiguo comandante en Irak y Afganistán abrazó el nuevo cambio estratégico americano, de reemplazo de los corazones y las mentes por los drones y los SEAL, con lo que cerró el capítulo de la contrainsurgencia y, curiosamente, también el de su carrera.

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