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Asedio mediático contra España

España fue el centro de atención del coloquio no sólo porque nuestros compatriotas han sido los últimos en ser liberados sino porque, según Argelia, somos los que más pagamos y, por ello, los que transmitimos mayor sensación de debilidad.

Los foros yihadistas siguen calentándose contra España en estas últimas semanas. Bueno es que la opinión pública lo sepa pues ello puede tener consecuencias tanto dentro (en la península y en las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla) como fuera de nuestro país (Afganistán y Líbano). Se suman tres factores: la detención del marroquí residente en España Faiçal Errai, el 26 de agosto –justo al día siguiente del asesinato de nuestros tres compatriotas en Qala-i-Naw, en Afganistán–; la profundización de las discusiones hispano-argelinas sobre el pago de rescate por nuestros cooperantes -la suma aritmética llegaría hasta los 8 millones de euros, lo que haría de nosotros los más generosos en un pago al que se une la escandalosa liberación de Omar Sahraoui–; y la obsesión mediática izquierdista por lo que hacen determinados políticos del PP –José María Aznar en el Congreso Mundial Judío o Washington o Mariano Rajoy de festividades y aniversarios de "ocupación" en Melilla–. Los tres se mezclan en un explosivo cóctel ofrecido por el peligroso foro yihadista Atahadi Islamic Network.

Esto son muy malas noticias para España y para los españoles: aparecemos como objeto central de atención, y es dudoso que Francia nos desbanque ahora que ya se ha confirmado la prohibición del uso del burka en espacios públicos. El agravante para España es que, además, somos centro de atención por nuestras debilidades, no porque defendamos con rigor y como Estado nuestros principios y valores. En el coloquio celebrado en Nueva York el 7 de septiembre, coorganizado por el Instituto Internacional para la Paz y por el Comité Antiterrorista de la ONU y titulado "El rescate como medio de financiación de los terroristas", se habló largo y tendido sobre los secuestros en el Sahel. España fue el centro de atención no sólo porque nuestros compatriotas han sido los últimos en ser liberados sino porque, según Argelia, somos los que más pagamos y, por ello, los que transmitimos mayor sensación de debilidad. Mucho más que italianos, franceses u otros.

Por otro lado, y en lo que a Marruecos respecta, nuestra situación no es mucho mejor: tras la mediática visita del Ministro Alfredo Pérez Rubalcaba a Rabat el 23 de agosto, para intentar mostrar la normalidad de las relaciones, la presión sobre Ceuta y Melilla –en particular sobre esta última– se mantiene, con todo tipo de amenazas de boicots y movilizaciones canalizadas por supuestas "iniciativas populares marroquíes" que en realidad están teledirigidas desde Rabat. Lo dramático es que en lo que a nuestras ciudades y otros territorios norteafricanos respecta estamos completamente solos, pues aquí las reivindicaciones nacionalistas marroquíes caminan en paralelo con las yihadistas de foros como el susodicho Atahadi Islamic Network o el Ansar Al Muyahidin Network que administraba el detenido Errai. Las invitaciones lanzadas por Al Qaida en las Tierras del Magreb Islámico (AQMI) en primavera para desestabilizar desde dentro Ceuta y Melilla pueden ser atendidas por cualquiera y coinciden, dramáticamente, con las lanzadas por el Marruecos oficial desde fuera recordándonos el dilema en el que suelen ponernos siempre nuestros "aliados" cuando hablamos con ellos de esta amenaza del radicalismo islamista: apoyad el islam oficial que preconizan ciertos imames promarroquíes (antiespañol) u os las veréis en las dos ciudades con los predicadores universalistas de fuera (yihadistas y asociados).

Pero nuestras vulnerabilidades actuales no se acaban ahí –por si fuera poco–, sino que además y en las últimas semanas recibimos furibundos ataques e invitaciones al yihad guerrero nada menos que porque en junio se ha reabierto en la localidad murciana de Águilas la discoteca llamada "La Meca", cuyos dueños ya han cedido, en la peor tradición zapateril. Ridículo, ¿verdad?, pero a la vez muy preocupante. Y peligroso, porque saben que si amenazan, cedemos. Y si matan.

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