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Así habló Al Qaeda

Tras Madrid llegó a la conclusión de que dividir a Occidente es su mejor estrategia. Entonces Bin Laden asomó la cara y propuso una tregua. Siguen en ello

El 4 de Agosto al-Zawahiri, el médico egipcio número dos de Al Qaeda tuvo a bien dirigirse al mundo por medio de una cinta de video difundida por Al Yazira, para comunicarnos sus pensamientos así como los del “león del Islam, el jeque muyahid Osama Bin Laden”. Jeque guerrillero puede que lo sea, pero león lo es seguro, por cuanto eso es lo que significa “Osama”. El vice y portavoz del islámico león Don León profirió lo que traducido por la BBC resultan ser 328 palabras, que todos los medios del mundo han citado parcialmente entrecomilladas y en el mayor desorden posible, pero que prácticamente ninguno se ha tomado la molestia de reproducir como ha hecho el medio británico.
 
Ya que Al Qaeda nos mantiene en vilo y es parca en sus comunicados, no estaría de más que la prensa nos diera la oportunidad de que pudiéramos juzgarlos por nuestra cuenta en toda su escasa integridad. Quizás no lo hace para que no le perdamos indebida e insensatamente el respeto a tan encarnizado y carnicero enemigo, porque el lenguaje y el estilo que utiliza es de una tan teatral e infantil prosopopeya que si no supiéramos de quien viene muchos lo desecharían como un broma de adolescente ampuloso y literariamente poco dotado. Pero la alqaidología, ciencia en rápida expansión, se abalanza analíticamente sobre cada imagen y cada palabra dicha y omitida.
 
Lo segundo primero. Como ya es habitual, al-Zawahiri no reivindica los atentados de Londres aunque decididamente los aprueba y anuncia que, “si Dios quiere”, vendrán más. Quienes los reclamaron fueron unas fantasmagóricas Brigadas Abu Hafs al-Masri, del nombre de guerra del que fue número tres y gran amigo de Osama, Mohamed Atef, que encontró su fin en la invasión americana de Afganistán. Las tales brigadas son de dudosa existencia, más allá de lo virtual, y también se han adjudicado, entre otros, el tétrico tanto de Madrid. Siguiendo con lo que no dijo, es de advertir que el lugarteniente del león no se da por enterado de la masacre de Sharm el Sheik.
 
Se dirige directamente a los pueblos y naciones, a los británicos, a las naciones de la alianza cruzada y a los americanos, para advertirles de los peligros en que sus gobernantes los ponen, por “derramar ríos de sangre en nuestra tierra”. Se dirige a ellos varias veces en forma interrogativa, preguntándoles por los engaños a que sus dirigentes los someten. Menciona una vez a Palestina y a Afganistán y tres a Irak, pero el énfasis está puesto en la agresión contra los musulmanes en general. “Vuestra salvación llegará sólo con la retirada de nuestra tierra, la detención del robo de nuestro petróleo y recursos y el cese de vuestro apoyo a los líderes corruptos y corruptores.”
 
Los líderes islamo-fascistas tienen que hacer difíciles equilibrios entre sus tres audiencias cada vez que emiten un comunicado público. Van a ser contemplados, con la misma apasionada atención que losalqaidólogos, por los guerreros santos que los siguen hasta la muerte. Han de tener cuidado para no desconcertarlos o desilusionarlos. Tienen además que contar con sus admiradores en el mundo islámico, que deberían movilizarse para derribar a los corruptos que los mandan y de entre los que ha de reclutarse los que lleguen a pertenecer a la primera categoría. Finalmente los enemigos pueden ser, como en este caso, la audiencia privilegiada. Por eso no se mencionan los objetivos finales de todo el movimiento, el califato y la conquista del mundo para la verdadera religión, sino sólo una modesta petición de retirada. Entre todas sus sangrientas amenazas Al Qaeda exhibe unas guedejas de cordero. Tras Madrid llegó a la conclusión de que dividir a Occidente es su mejor estrategia. Entonces Bin Laden asomó la cara y propuso una tregua. Siguen en ello.

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