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Bienvenido Mister Rumsfeld

el Gobierno español, mientras mendiga un poco de generosidad hacia su presidente, todavía ansioso porque Bush le conteste la llamada, inicia una nueva etapa admitiendo todo lo que le pide Estados Unidos

Las relaciones con los Estados Unidos van muy bien y tras “cuatro cinco minutos” de conversación con la doctora Rice, el ministro Moratinos nos augura muy buenos resultados. En realidad peca de modesto: su compañero de ejecutivo, el ministro de defensa José Bono, ya está cosechando excelentes resultados.
 
Así, mientras que hasta hace nada la postura española en la OTAN era paralizar cualquier actividad de la organización en referencia a Irak –y también en contra de las tesis de Zapatero, quien se opone a todo cuanto huela a ese país– el ministro de defensa español ha conseguido lo imposible, cambiar las radicales tesis de su gobierno y aceptar todo lo que le pedían los americanos: ¿entrenar a la policía iraquí?, desde luego; ¿contribuir a la formación de las fuerzas de seguridad iraquíes?, por supuesto; ¿financiar los programas de cooperación de la OTAN allí?, faltaría más. Como puede apreciarse, grandes resultados. Es más, le dice Rumsfeld que no entendía cómo España podía enviar helicópteros para paliar los daños del tsunami en Asia y que no pudiera hacer lo mismo en Afganistán y José Bono, sacando pecho, se compromete a no retirar nuestras tropas de aquel país sino a reforzarlas hasta poder hacerse cargo del control de una zona de reconstrucción.
 
En suma, el Gobierno español, mientras mendiga un poco de generosidad hacia su presidente, todavía ansioso porque Bush le conteste la llamada, inicia una nueva etapa admitiendo todo lo que le pide Estados Unidos. No seremos nosotros quienes critiquemos esta nueva actitud, aunque sea tardía, pues nada hay de malo en contribuir a una guerra contra el terror en Irak, aunque Zapatero siga empeñado en que se trata de una guerra ilegal; ni nada hay de malo en reforzar la seguridad en Afganistán en contra de los elementos de Al-Qaeda y restos de talibanes, aunque Zapatero se niegue a ver un vínculo entre Fuerzas Armadas y lucha contra el terror.
 
Si es verdad todo lo que le ha prometido José Bono a Rumsfeld querría decir por las vía de los hechos que el Ejecutivo socialista ha cambiado de opinión sobre Irak y que se arrepiente de cuanto ha hecho –más bien deshecho– hasta ahora. Pero es una pena que un ministro como Bono, cuya principal preocupación es su imagen y su capacidad de comunicación, no lo explique abiertamente. A lo mejor es que no está seguro de ese cambio y sólo guía su acción el deseo de que los americanos le hagan algo más de caso que a su compañero Moratinos. ¡Ah! las contradicciones de la Vieja Europa... Y es que cuando Chirac se baja los pantalones, sus vasallos no saben qué bajarse.
 
GEES, Grupo de Estudios Estratégicos

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