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Bienvenidos al mayor espectáculo del mundo

Chávez llegó a invitar a Obama a unirse al "eje del mal" para construir una economía al servicio del ser humano, mientras que Gaddafi se refirió a él como "nuestro hijo" y dijo que sería feliz si se quedara para siempre en el poder.

Como cada mes de septiembre, la Asamblea General de Naciones Unidas se reúne en Nueva York para abrir su periodo de sesiones. Una plataforma que mandatarios de todo el mundo han utilizado para hablar del bien y del mal, para lanzar propuestas sensatas e insensatas, para mofarse de otros o alabar a unos pocos, para denunciar crímenes contra la humanidad o defender ideas indefendibles. Muchos de aquellos discursos los tenemos guardados en la retina por históricos, otros por desafortunados y provocadores. Una magna cita que durante los últimos años se ha convertido más en un circo que en un evento serio y que poco a poco pierde expectación. Ni siquiera el hecho de que Barack Obama se estrenara ha relanzado la Asamblea General, que en comparación con otros años ha tenido una menor repercusión en los medios.

Desde el púlpito del Palacio de Cristal el secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, ha pedido este año renovar el espíritu del multilateralismo y crear una ONU de auténtica acción colectiva para afrontar retos como la pobreza, la pandemia de gripe o el cambio climático, y conflictos como los de Somalia, Afganistán, Birmania o Gaza. Palabras plagadas de buenas intenciones y poco más, pues de todos es sabida la ineficacia del organismo internacional, su mal funcionamiento, sus corruptelas y la necesidad ya no de una reforma, sino de una revolución. Parece, sin embargo, que este año han perdido fuelle o protagonismo la ingente necesidad de reformar la ONU.

Tras pedir perdón por los pecados cometidos por Estados Unidos en algún que otro discurso tras su investidura, a Barack Obama se le esperaba como agua de mayo. Todos deseaban estar en su estreno ante un público que además le adora, y eso que en Estados Unidos su popularidad anda desplomándose. Según un sondeo del Pew Research Center en varios países del mundo, el 71% de la gente confía en Obama, mientras hace año y medio sólo el 17% creía en George W. Bush.

Dos de los líderes que elogiaron al presidente estadounidense en Nueva York fueran nada menos que el libio Muammar Gaddafi y el venezolano Hugo Chávez, algo nada alentador. Chávez llegó a invitarle unirse al "eje del mal" para construir una economía de verdad al servicio del ser humano, mientras que el líder libio se refirió a Obama como "nuestro hijo" y dijo que sería feliz si el presidente estadounidense se quedara para siempre en el poder. Gaddafi, que acudía por primera vez en 40 años, tras lanzar una diatriba contra Occidente en un discurso incoherente y extravagante de más de hora y media, le arrebató el protagonismo al mismísimo Chávez que tuvo su momento de gloria hace tres años con su "aquí huele a azufre".

Del gran circo en que se ha convertido la Asamblea General de la ONU este año hay que quedarse con las numerosas condenas que hubo tras revelar el Gobierno iraní que tiene una segunda planta de enriquecimiento de uranio, y poco más. Hasta el año que viene.

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