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Bush y Zapatero

En Moncloa dicen que Bush es tonto, pero temen su libro negro. También se equivocan: Bush no tiene una lista negra, sólo tiene buena memoria y recuerda muy bien cómo se ha comportado Zapatero con él

El gobierno socialista quiere aparentar tranquilidad, pero a medida que las encuestas apuntan a que el preferido de Zapatero, el candidato demócrata John F. Kerry, no va a llegar a la Casa Blanca, la inquietud crece. En Moncloa y Exteriores se confía en que, por fuerza, sea quien sea el que esté al frente de estados Unidos, tarde o temprano tendrá que entenderse con el gobierno socialista de Madrid, pero también se teme que Bush, una persona que no tiende a olvidar lo que se le hace en su favor y, sobre todo, en su contra, coloque a Zapatero en más de un aprieto.
 
Moratinos y los portavoces del PSOE insisten en la estrecha alianza que une a los dos países y en clima de cordialidad imperante. Pero si todo es un camino de rosas, ¿cómo explican que tras las declaraciones/reflexiones del presidente del gobierno en Túnez, no sólo se pidieran desde la embajada americana en Madrid la transcripción de sus palabras –versión oficial de Exteriores/Moncloa– sino que Powell manifestara su irritación a Moratinos telefónicamente y que Condoleezza Rice hiciera lo mismo con su homólogo a nivel administrativo, el embajador Casajuana, director del departamento de internacional en el gabinete de Zapatero? De la existencia, no ya del contenido, de esas quejas nadie quiere decir nada. Pero existir existieron.
 
Si Bush continua al frente de los Estados Unidos no va a mostrarse más contemporizador con el gobierno socialista. La cooperación antiterrorista se ha rebajado significativamente en los últimos meses y la inteligencia fluye bajo el prisma de la desconfianza y la reserva. Para Estados Unidos ya no somos tan importantes en ese campo. Tampoco somos socios para la estabilización institucional y la liberalización económica en América Latina, por ejemplo. Y hay muchas otras cosas. De ahí que dejar a España en el limbo no le suponga a América un gran precio a pagar.
 
Por otro lado, si Bush es reelegido, todo apunta a que promoverá una agenda global de cambio más radical si cabe todavía que la de su primera administración y que no va a renunciar, más bien al contrario, a una política exterior solidamente basada en principios. Principios que contrastan sobremanera con la ausencia de los mismos en nuestros dirigentes de izquierdas.
 
En Moncloa dicen que Bush es tonto, pero temen su libro negro. También se equivocan: Bush no tiene una lista negra, sólo tiene buena memoria y recuerda muy bien cómo se ha comportado Zapatero con él, directa e indirectamente. La clandestinidad de algunos encuentros bilaterales, sin resultado alguno, debería hacer reflexionar a los socialistas españoles. Tal vez por ello, después de tanto bombo y platillo y acusaciones a Aznar, el lobby contratado por el gobierno del PP haya seguido trabajando este verano para el gobierno socialista. Bernardino León anunció en su día que comparecería ante el Congreso para explicar lo que sugería era un escándalo de Aznar. Más vale que lo haga de una vez para que sepamos quién organizó, en realidad, ese escándalo desde su Secretaría de Estado. ¿O fue desde Moncloa?

GEES, Grupo de Estudios Estratégicos

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