Desde que Hugo Chávez llegó al poder, en las elecciones de diciembre de 1998, en Venezuela se han celebrado otras dos presidenciales (2000 y 2006). Las que están programadas para el 7 de octubre serán las más reñidas de todas las que ha disputado aquél.
El candidato único que presenta la oposición –después de un proceso de primarias en el que participaron casi tres millones de personas–, Henrique Capriles, gobernador del estado de Miranda, amenaza el reinado de Chávez. Ya hay encuestas que le dan la victoria. Otro indicio es que el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, que timpo atrás calificó a Chávez como su "nuevo mejor amigo", el pasado día 19 recibió al aspirante en Bogotá.
El régimen bolivariano es inseparable de la persona de Chávez, y el Consejo Electoral adelantó las elecciones, que desde 1947 se han celebrado en diciembre, a octubre debido a la salud del presidente. Chávez y sus partidarios están recurriendo a todo tipo de trucos y ardides para captar votos, desde invocar el favor de Dios a impedir a Capriles aparecer en la televisión pública. El miedo en el régimen es tal, que el diario ABC ha revelado un plan del chavismo para controlar las calles con milicianos armados según el modelo usado por el régimen iraní contra los manifestantes en 2009, en el curso de la llamada Revolución Verde.
¿Cómo se ha llegado a esta situación? La causa no es tan el mérito de Capriles como el desastre social y económico que deja tras de sí el chavismo, después de trece años de gobierno omnímodo: hambre, desabastecimiento de alimentos básicos, delincuencia atroz (155.000 homicidios y asesinatos desde 1999), incompetencia administrativa, caída de la producción industrial y agrícola; reducción de la producción de petróleo, control de la escuela, intentos de fundación de una iglesia nacional opuesta a la católica, cierre de radios y televisiones... Pero hágase el milagro y hágalo el diablo.
Sea como fuere, si Capriles es capaz de derrotar a Chávez el 7 de octubre, el segundo paso será asegurar la entrega pacífica del poder.