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¿De la defensiva a la ofensiva?

Ahora Susan Rice se encontrará en la posición de supervisar al propio John Kerry, y muchos en Washington auguran que chocarán en más de una ocasión.

Susan Rice como consejera de Seguridad Nacional y Samantha Power en el puesto de Rice como embajadora de EEUU ante la ONU. Este último movimiento de Obama ha sido interpretado por algunos como un cambio ideológico, con el que se sospecha que el presidente norteamericano trata de dejar huella en el mundo. Un deseo puesto en evidencia con estas elecciones tan personales, dos figuras temperamentales que han desempeñado un importante papel, en nombre de EEUU, en la prevención de crisis humanitarias y en la protección de los derechos humanos. Que hablan con pasión cuando se trata del cambio climático, de las epidemias víricas y de la pobreza global. Y que sobre todo son fervientes admiradoras de las intervenciones por motivos humanitarios.

Rice estuvo a las puertas de suceder a Hillary Clinton como secretaria de Estado, pero luego llegó Bengasi. En diciembre estaba claro que los senadores republicanos bloquearían su nominación y ella decidió apartarse de la lucha. Ahora se le abre otra puerta, la de consejera de Seguridad Nacional, una posición incluso con más poder, aunque con menor prestigio, que la Secretaría de Estado. Sus detractores ya poco pueden hacer. Los presidentes no necesitan el consentimiento del Senado para este tipo de designaciones.

Ahora Rice se encontrará en la posición de supervisar al propio Kerry, y muchos en Washington auguran que chocarán en más de una ocasión. Si Kerry derrocha buenas maneras, Rice tiene un temperamento que hay que templar y que le lleva en general a hacer valoraciones precipitadas, para luego atrincherarse. En su nuevo cargo, deberá aprender a contar hasta cien y respirar hondo antes de formarse una opinión. También deberá aprender a escuchar los diferentes puntos de vista. El hecho de que esté tan próxima a Obama también puede ser contraproducente, porque aquellos que, como ella, forman parte de su círculo más próximo llegan casi a rendirle pleitesía, y no conviene, porque Obama tiene aún mucho que aprender sobre cómo usar el poder que le otorga la Casa Blanca.

Rice es lo opuesto a su antecesor. Tom Donilon ha sido una figura silenciosa, prácticamente invisible, para algunos incluso con claras deficiencias en cuestiones estratégicas, y extremadamente cauto. Fue el que más apostó por la política del leading from behind y por el giro hacia Asia y el Pacífico. Y aunque casi desde las elecciones ha corrido el rumor de que dejaría el cargo y que era cuestión de tiempo encontrarle un puesto a Rice, ha sorprendido que el cambio produzca en este momento. Precisamente dos días antes de la reunión de Obama con el líder chino, Xi Jinping, en California, una cumbre impulsada por el propio Donilon. Por cierto, la experiencia de Rice en Asia en general y en China en particular es escasa.

Con este cambio algunos se preguntan si Obama pasará de la defensiva a la ofensiva. En unos meses tendremos la respuesta.

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