El PSOE, al unísono, critica a Aznar por su postura hacia Irak y ,sobre todo, por su alianza estratégica con los EEUU, aduciendo que representa una ruptura del consenso, la columna vertebral de toda la acción exterior española desde la transición democrática, según su peculiar visión política. Una falacia histórica más de los socialistas.
Pues para empezar, por ejemplo, se podría preguntar a Felipe González, y a su PSOE de 1982, cómo podría denominar su postura respecto a la pertenencia de España a la OTAN y su opción unilateral de congelar la participación española en esa organización. Un giro de 180 grados respecto a lo adoptado por la UCD de Calvo Sotelo. Sobre la Alianza Atlántica nunca, de hecho, ha existido consenso alguno ni tampoco respeto al sentimiento popular al que tanto aluden los socialistas. Ellos lo deberían saber bien, puesto que les costó cuatro años convencer a su electorado de que, al fin y al cabo, ser miembro de la OTAN no era tan malo. Es más, cuando en 1996 el primer Gobierno de Aznar se orienta por una plena participación en las estructuras militares de la OTAN, el consenso sólo surgirá de un largo proceso de puesta en común, de casi dos años, y no como un a priori, que es como siempre se entiende desde las filas socialistas.
En el plano doméstico ha sucedido otro tanto: el PSOE mantuvo a capa y espada en una larga e innecesaria agonía la recluta obligatoria como fórmula para dotar de personal a los ejércitos, absolutamente en contra, según todas las encuestas, de la mayoría de la población y de la mayoría aplastante de los jóvenes varones españoles. Y cuando el primer Gobierno Aznar anuncia poner fin al reclutamiento forzoso y optar por un modelo de Ejército profesional, el PSOE se opone y sus representantes parlamentarios tardarán más de dos años en subirse al carro y siempre a regañadientes.
¿Consenso sobre ingresar en la Comunidad Europea, hoy Unión Europea? Desde luego, pero no sobre el modelo de Europa que se persigue, marcadamente federalista en el PSOE, intergubernamental en el PP.
El consenso, salvo que se entienda de una manera tan laxa que pierde su significado, apenas se ha dado en materia de política exterior, de seguridad y defensa, en contra de cuanto se dice. Si le interesa ahora al PSOE, se debe a que es la única forma que tiene para maniatar al Gobierno. El consenso, de hecho, es la forma que tiene el PSOE de gobernar cuando está en la oposición. Porque cuando estuvo en el poder bien que se olvido de él.
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