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GEES

El mundo sigue adelante

Mientras los españoles andábamos distraídos con el redivivo debate sobre las armas de destrucción masiva, las mentiras y verdades de los dirigentes de las Azores y lo que dijeron y no dijeron los socialistas al respecto, en el mundo real pasaban cosas importantes que apenas captaban nuestro interés.
 
En la cita anual de Munich se reunieron destacados dirigentes políticos para hablar de la agenda de seguridad atlántica. Paralelamente, la Administración Bush filtró a la prensa de calidad las líneas maestras de la Greater Middle East Policy, que sería uno de los ejes del debate muniqués. Fracasada la "Hoja de ruta" por incumplimiento palestino de las primeras condiciones, la Administración Bush se apresta a redefinir en profundidad toda su estrategia regional. El tema sigue en cocina, pero por lo que sabemos podemos apuntar algunas de sus principales características.
 
1. No caben políticas nacionales en la región, porque los problemas fundamentales afectan al conjunto de los estados. De una política general se derivarán otras  específicas para cada caso: conflicto Israel-Palestinos, Irán, Marruecos...
 
2. El eje de la política será la modernización de aquellos estados, el desarrollo económico y social, la lucha contra la corrupción, el paulatino establecimiento de regímenes democráticos y de economías abiertas. Atrás queda el paradigma "realistas" de que lo fundamental es disuadir, para asumir los "neoconservadores", comprometidos con la expansión de la democracia liberal.
 
3. Para lograrlo la diplomacia norteamericana lleva tiempo discutiendo con sus aliados qué medidas adoptar. Se habla de una OSCE, que podría tener utilidad para los aspectos políticos y de seguridad. Sin embargo, los mecanismos de presión fundamentales para lograr los cambios deseados parecen no estar todavía consensuados.
 
En Munich el tema se trató con interesantes resultados. La mayor parte de los europeos aceptó, sin ocultar su escepticismo, la necesidad de establecer conjuntamente una estrategia dirigida a provocar un cambio en profundidad de la región. No hay alternativas al concepto central de la Greater Middle East Policy, pero sí mucha incredulidad sobre las posibilidades de éxito. La matizada aceptación alemana y el visto bueno de la mayoría consiguieron poner nerviosos a los delegados franceses, que veían como se desmoronaba su obra de meses. Y es que las políticas meramente negativas resultan poco consistentes.
 
El pasado día 11 el Presidente Bush pronunció otro importante discurso sobre problemas de seguridad internacional en la National Defense University. Ante un buen número de especialistas en la materia y en uno de los centros más significativos de estudios estratégicos, el presidente norteamericano presentó su política en el corto y medio plazo para combatir la proliferación de armas de destrucción masiva. Tras reconocer su sorpresa por la magnitud del mercado negro de estas materias, Bush habló de la necesidad de fortalecer las agencias internacionales encargadas de su control; la adopción de medidas que permitan a los inspectores realizar su función con mayor efectividad; la aprobación en los parlamentos nacionales de nueva legislación que haga posible un seguimiento más preciso de las transferencias de tecnología y, sobre todo, un mayor desarrollo de la Iniciativa de Defensa contra la Proliferación, red formada por un conjunto de países –entre los que se encuentran tanto España como Francia–, y que actúa como vanguardia.
 
Las ideas se van haciendo más claras y las estrategias se definen. Estados Unidos negocia con sus aliados y consolida grandes coaliciones. Mientras tanto, nosotros nos entretenemos con nuestra penosa campaña electoral y las iniciativas socialistas dirigidas a tapar sus inconsistencias.

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