¿Para esto una república, bolivariana o no? La agonía de Hugo Chávez recuerda a la de un rey medieval en su dormitorio con los hijos conspirando en la antecámara para hacerse con el trono. El régimen está decidido a violar la Constitución de 1999, para lo que convierte la toma de posesión del día 10 en un acto meramente formal, cosa que no aparece en la ley fundamental. El artículo 233 establece que, si el presidente electo no puede jurar su cargo, se nombrará a uno provisional (el presidente de la Asamblea) y se convocarán nuevas elecciones. Pero la casta bolivariana no quiere eso, al menos mientras los distintos clanes no se hayan repartido la espada de Bolívar.
La América hispana tiene experiencia en sucesiones dinásticas en regímenes izquierdistas y personalistas. En 2006 se retiró Fidel Castro y cedió el cetro a su hermano Raúl, que gobierna desde entonces. En 2010 falleció Néstor Kirchner, y entonces muchos dieron por acabado el kirchnerismo, pero su esposa Cristina consiguió la reelección, aunque es verdad que ahora parece haber comenzado su declive.
La única diferencia con el castrismo y el kirchnerismo es que el chavismo carece de su Príncipe de Asturias republicano. Varios son los pretendientes: Adán Chávez (hermano y gobernador de Barinas), Nicolás Maduro (vicepresidente de la república), Elías Jaua (exvicepresidente y ministro de Agricultura) y Diosdado Cabello (militar golpista y presidente de la Asamblea). Ni a los Castro ni a las FARC ni a ETA ni a los cárteles de la droga instalados en Venezuela les interesa que el régimen se desplome, por lo que tratarán de apuntalarlo. En este asunto, los países de la región, como Brasil y Colombia, así como Estados Unidos, preferirán un chavista civilizado antes que un caos ingobernable.
Un último apunte: en un proceso sucesorio de esta magnitud, hay dos elementos positivos: 1) el chavismo va a disminuir su injerencia en el exterior durante unos años, ya que los recursos que dedica a ello los van a usar las diferentes facciones en esta lucha intestina, 2) el chavismo verá disminuir su legitimidad democrática, ya que esta misma semana va a desacatar su propia Constitución.