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El sueño de Zapatero

Si tan preocupado estaba por el muro, Zapatero se lo podría haber dicho a la cara a Condoleezza Rice en su visita a España. Pero que no tema; en Estados Unidos tienen ya noticia puntual de su última heroicidad.

En la solemnidad de la cena oficial ofrecida en el Palacio Nacional por el presidente de México, Zapatero perpetró la última de las torpezas diplomáticas hasta el momento. Refiriéndose sin demasiado disimulo al muro en la frontera entre México y Estados Unidos, ante la extrañeza de sus anfitriones, soltó una de esas frases que debe considerar geniales: "No hay muro capaz de imponerse al sueño de una vida mejor". Frase inaudita, de la que se desprenden dos consecuencias preocupantes para los españoles.

La primera tiene que ver con la hilarante política exterior de Zapatero en general y en relación con Estados Unidos en particultar; ¿Qué hace Zapatero en una cena oficial criticando indisimuladamente a otro Estado con el que, precisamente, lleva tiempo intentanto congraciarse desesperadamente? Mientras tiembla de emoción cuando Bush le saluda por los pasillos, Zapatero se dedica a darle patadas por la espalda a la menor ocasión. Y es que si tan preocupado estaba por el muro, Zapatero se lo podría haber dicho a la cara a Condoleezza Rice en su visita a España. Pero que no tema; en Estados Unidos tienen ya noticia puntual de su última heroicidad.

Sin embargo, hay algo más, más profundo, y bastante más grave. El Estado es la ley; el Gobierno su garante. Debe hacer cumplir la ley, garantizar que se haga, y exhortar a que los demás lo hagan. Desconocemos hasta qué punto le aprovechó a Zapatero su licenciatura en Derecho, pero resulta del todo inadmisible que pública y notoriamente no sólo defienda, sino que aliente comportamientos ilegales, además contra un país que no es el suyo. Aunque no le importe mucho, entrar ilegalmente en un país es un delito. Y sus gobernantes deben ser los primeros en denunciarlo y perseguirlo.

En el fondo, Zapatero ignora que la vida mejor no es un sueño, sino una posibilidad real que es únicamente posible en una sociedad ordenada, en la que impere el Estado de Derecho y el cumplimiento de la ley. Sin el cumplimiento de la legalidad desaparecerán las oportunidades de bienestar económico y social, para los nativos y para los inmigrantes. No son los muros, es lo que Zapatero representa aquello que se opone al sueño de una vida mejor de tantos y tantos inmigrantes. De aquellos que entran en nuestras sociedades cumpliendo una ley que el presidente desprecia. Quizá el problema no sea de un sueño, sino de sueño; demasiado tiempo fuera de La Moncloa por parte de quien no está acostumbrado a hacerlo.

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