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ETA libera Cataluña

El Pacto de Perpiñán estableció una estrategia común para lanzar un desafío definitivo a España

Es cada vez más evidente la conexión entre la solución catalana y el fin del terrorismo de ETA. Si el Estado se desintegra, como proponen los nacionalistas catalanes, es evidente que los terroristas podrán alcanzar sus objetivos políticos sin necesidad de seguir asesinando inocentes. Por esta razón, defender la Constitución frente a aquellos que pretenden dinamitarla no es solo defender la unidad de España, sino también salvaguardar nuestra democracia de sus peores enemigos.
 
El ruido político y mediático que ha organizado el Estatuto catalán puede estar permitiendo que el proceso de negociación que ha abierto Rodríguez Zapatero con los terroristas de ETA avance a resguardo de luces y críticas. Es más, los terroristas valoran públicamente con satisfacción como el debate del Estatuto está socavando los principios y la fortaleza de su enemigo. Por ejemplo, el reconocimiento de Cataluña como una Nación sería rápidamente trasladada al País Vasco, como de hecho ya está reclamando el propio Secretario General del PSE. Por otro, el establecimiento de una relación bilateral entre Cataluña y España, en el marco de un nuevo modelo de Estado confederal, puede ser una plataforma que permita a ambos, nacionalistas vascos y catalanes, lograr la segregación definitiva sin necesidad de recurrir al terror. Es posible incluso que ETA pueda obtener de Zapatero alguna formula próxima a la autodeterminación a cambio de dejar las armas.
 
Esta concatenación entre ambos procesos puede explicar el empecinamiento de Rodríguez Zapatero por llevar adelante la reforma del Estatuto catalán en contra de la mayoría de su partido y de la inmensa mayoría de los españoles. El Presidente sabe que si fracasa en el alumbramiento de un nuevo marco político en Cataluña será imposible avanzar en el proceso de paz en el País Vasco.
 
Hacía tiempo que ETA había encontrado en el independentismo catalán un aliado estratégico fundamental para poder derrotar al Estado democrático español. El Pacto de Perpiñán estableció una estrategia común para lanzar un desafío definitivo a España. Una estrategia que incluía una tregua aún vigente para todo el territorio catalán. ETA podrá defender así que gracias a su lucha no solo liberó el País Vasco de la opresión española, sino que contribuyó también indirectamente a la liberación de otros pueblos oprimidos como el catalán.
 
Rodríguez Zapatero necesita el éxito del Estatuto para poder justificar que sus concesiones al nacionalismo vasco no son un mero acto de claudicación. Pero a largo plazo, el Presidente necesita la paz como coartada para justificar un proceso que supone desmantelar España y humillar nuestra democracia.

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