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La amenaza para España

El lugarteniente y cerebro gris de Bin Laden, Ayman Al-Zawahiri, no deja de hacer constantes referencias a nuestra tierra en sus alocuciones en la red. Es decir, seguimos en su punto de mira.

Obcecados por el mal llamado proceso de paz entre el Gobierno y la ETA, y liberados psicológicamente tras nuestra huída de Irak, el gobierno y la mayoría del pueblo español se ha olvidado de la amenaza del terrorismo islámico. No debería ser así. Como nos ha venido a recordar abruptamente un mando talibán el pasado viernes 27, España está invadiendo suelo del Islán con su destacamento en Herat. No sólo considera objetivos legítimos a las ropas españolas allí desplegadas sino que se atreve a amenazar el suelo europeo gracias a su alianza estratégica con Al Qaeda. Aunque exagere, esta es una primera amenaza que el gobierno y las fuerzas de seguridad deberían estar encarando ya.

En segundo lugar, nuestro absurdo despliegue en el Líbano. Es probable que nuestro ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, siga creyéndose el secretario in pectore de la Liga Árabe y que los españoles que deambulan por Oriente Medio están salvo de toda amenaza y que si son asaltados y secuestrados, como viene siendo últimamente el caso, su intervención personal les garantizará una pronta liberación. Pero puede muy bien que no sea como él lo imagina. Hezbolá no atacará a españoles o demás miembros del contingente de la FINUL mientras no sirva a sus propósitos. Sin embargo, y esto es lo más grave, diversos servicios de inteligencia de nuestros aliados han detectado en las últimas semanas movimientos sospechosos de elementos conectados o pertenecientes a Al Qaeda que podrían estar preparando un gran atentado contra las tropas europeas en el sur del Líbano. Y no se puede ni debe excluir al contingente español de esa amenaza. Sería pura irresponsabilidad.

Tercero, los jihadistas y extremistas no quitan un ojo a España, su querida Al Andalus. Condenaron a ZP por la ley de matrimonios gay y se han enzarzado en fiero debate después de que José María Aznar afirmase que nadie había pedido disculpas a los españoles por los siglos de invasión musulmana de nuestra península. El lugarteniente y cerebro gris de Bin Laden, Ayman Al-Zawahiri, no deja de hacer constantes referencias a nuestra tierra en sus alocuciones en la red. Es decir, seguimos en su punto de mira.

Por último, el aumento de emigración musulmana, cada vez más joven y más expuesta y proclive a ideologías extremistas, es un buen caldo de cultivo para terroristas de todo tipo. Como sabemos, las detenciones de islamistas radicales son constantes en España en los últimos años y hace unas horas se ha desarticulado una célula que planeaba atentados contra Marruecos en nombre del salafismo. El 11-S se hizo en buena parte desde España y España sigue sirviendo cinco años después de base de preparación del terror. No siempre estos esfuerzos tendrán como objetivo instalaciones o personas allende nuestras fronteras.

Y, sin embargo, el gobierno actúa como si estuviera convencido de que estamos plenamente a salvo de la amenaza jihadista. Tanto que su desatención provoca una mayor vulnerabilidad en la medida en que no se ponen los medios necesarios para combatirla y eliminarla. ¿Estará Rodríguez Zapatero ideando otro "proceso de paz", éste para el Sur?

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