Menú
GEES

La diplomacia de las cumbres

Los nuevos desafíos norcoreanos e iraníes, la lucha contra la proliferación nuclear y el nuevo sistema antimisiles en Europa han acaparado la atención en la cumbre de Seguridad Nuclear de Seúl

Seúl ha acogido la segunda vuelta de la Cumbre de Seguridad Nuclear que se inició en Washington en 2010 (la tercera será presumiblemente en los Países Bajos en 2014). El objetivo era el mismo de entonces: discutir y tomar medidas para tratar de poner bajo resguardo y alejar el material nuclear de las manos de terroristas y criminales. Y sobre todo, que el mundo se tome en serio el riesgo que conlleva la diseminación de material radiactivo. Porque este dramático escenario, en el que las armas nucleares dejan de ser un monopolio de las grandes potencias para convertirse en un recurso a mano de cualquier loco dispuesto a amenazar a sus vecinos, es más una realidad que ciencia ficción, aunque muchos no quieran verlo.

Hubo pocos avances en la primera cumbre de 2010, pero se dieron los primeros pasos para fortalecer el control sobre los materiales vulnerables y susceptibles de ser utilizados en la fabricación de armas nucleares. De hecho, se acordó garantizar la recuperación y protección del plutonio y uranio enriquecido dispersos por el mundo. Ahora en Seúl se ha hecho una primera verificación de las metas establecidas entonces, aunque habrá que esperar a 2014 para ver su total cumplimiento y que ya pocos auguran. En la capital surcoreana además se ha ampliado esa lista de materiales vulnerables a las fuentes radiológicas, aptas para ser utilizadas en las denominadas “bombas sucias”; se ha acordado minimizar el uso civil del uranio enriquecido; se ha apostado por fortalecer las capacidades nacionales para prevenir, detectar y responder al tráfico ilícito nuclear; se ha pedido incrementar la seguridad en el transporte de material nuclear tanto para evitar posibles pérdidas como robos; se ha señalado como necesaria la relación entre seguridad y “safety”, puesta en evidencia tras Fukushima; y en general se ha pedido mayor cooperación y coordinación entre los países. Pero aunque a grandes rasgos en este tema se sabe qué hacer y cómo hacerlo, el problema sigue estando en la voluntad política de los gobiernos para gastar tiempo y dinero en ello. Por eso mismo esta macro cumbre internacional, como tantas otras, servirá para poco.

Es más, han sido los nuevos desafíos norcoreanos e iraníes, la lucha contra la proliferación nuclear y el nuevo sistema antimisiles en Europa los temas que han acaparado la atención en la cumbre, sin ser temas propios de ella. Lógico, porque todo está intrínsecamente relacionado, porque a medida que aumente el número de países que poseen armas nucleares se amplían las opciones para que un grupo de terroristas pueda robar o comprar una cabeza nuclear, y porque no todos los poseedores de los arsenales son como Estados Unidos, Francia o Israel, ni cuentan con sus sistemas de protección.

Poco se recordará de esta cumbre, como mucho el patinazo de Obama a micrófono abierto diciendo a su homólogo ruso que cuando pasn las elecciones tendrá más "flexibilidad" para negociar sobre el escudo antimisiles en Europa. En Washington ya se le han echado encima.

En Internacional

    0
    comentarios