La reunión ministerial de la OTAN que se acaba de celebrar en Madrid ha pasado desapercibida para casi todos. Ni siquiera ha logrado empeorar el tráfico urbano. Y, sin embargo, se trataba de una cita importante: era la primera vez que los ministros aliados se encontraban tras los sucesivos rifirrafes durante la crisis de Irak. En ese sentido, lo verdaderamente relevante para la OTAN era la foto de familia, con todos los ministros sonrientes y un Secretario General ansioso por declarar que la OTAN vuelve a funcionar. Pero esta reunión sólo ha conseguido transmitir esta idea a duras penas.
Para empezar, la ausencia del principal interlocutor, Colin Powell, requerido por más altos menesteres como es la Conferencia sobre el proceso de paz en Oriente Medio. Sin el peso de los Estados Unidos, la OTAN es una organización verdaderamente liviana.
En segundo lugar, porque las “grandes decisiones” adoptadas ahora en Madrid, hacerse cargo el próximo agosto de la ISAF, la fuerza de estabilización en Afganistán, y prestar apoyo logístico a las tropas polacas que se desplieguen en un sector de Irak, son más bien engañosas. Para la OTAN se trata de sustituir una bandera ya ondeante con la suya propia, pero eso no puede ocultar que las tropas de algunos de sus miembros llevan, en el caso afgano, más de un año largo sobre el terreno realizando las misiones que ahora la Alianza quiere coordinar. De iniciativa, cero.
Desde luego que esta reunión podía haber ido peor y no haber concluido en nada, aunque eso hubiera significado el final de la OTAN. Pero la importancia de las decisiones aliadas se miden por la extensión de los comunicados finales: a más largos, menos contenido, paradójicamente. El de Madrid es intermedio. Pero eso se debe a que los ministros de Asuntos Exteriores saben que lo importante era que se les viera. El reto sustancial de la OTAN lo tienen los ministros de Defensa que dentro de diez días se reunirán para hablar de lo que hay que hablar en una organización militar: de cómo generar más capacidades militares y más seguridad.
GEES: Grupo de Estudios Estratégicos
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