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Los piratas no descansan en el Índico

Aquí de nuevo no faltan los ingenuos que creen que los disciplinados yihadistas acabarán con el caos delincuencial generado por los piratas, como los que creyeron que la toma de Kabul por los talibán en 1996 iba a abrir oportunidades de negocio.

El frustrado intento de abordaje contra el atunero español Campolibre Alai el 25 de mayo constituye el último aviso por parte de unos piratas que no cejan en su empeño por obtener sus objetivos y por hacerlo además cada vez más lejos, pues éste fue atacado cerca de Madagascar, en aguas francesas de las islas Mayyotte, en una zona considerada hasta ahora como tranquila.

Esta es la segunda vez en menos de un año que este atunero es atacado y pertenece a la misma armadora bermeana que el Alakrana, confirmándose con ello que hay piezas, y estas dos son buenos ejemplos, que son codiciadas por los delincuentes del mar y se las persigue hasta donde haga falta, aunque no hemos de perder nunca de vista que lo que verdaderamente interesa a los piratas son las tripulaciones para poder obtener un rescate por ellas. Mucho más lejos de esas latitudes, frente a las costas de Yemen, el petrolero de bandera liberiana Moscow University, capturado el 5 de mayo con una tripulación de 23 rusos, era liberado por la fragata rusa Marshal Sháposhnikov al día siguiente y nueve de los diez piratas que lo habían captura detenidos y uno eliminado. La rápida y exitosa operación fue realizada por infantes de marina rusos que recibieron apoyo en clave de información de un avión de la OTAN. Esta es pues una brillante operación en la que se produce una colaboración ad hoc entre países y organizaciones que se superponen en una inmensa zona de mar en la que lamentablemente no siempre se está cerca para ayudar a los atacados. Eso es lo que les ocurría en las últimas semanas a un carguero alemán y a un pesquero taiwanés capturados y que se suman a los otros 25 que los piratas somalíes tienen en su poder y por cuyas tripulaciones están negociando rescates.

Acciones como la liberación casi inmediata por la armada rusa del susodicho petrolero secuestrado o la destrucción por la armada española en abril de dos barcos nodrizas utilizados por los piratas son buenas noticias, pero el problema es que la amenaza se extiende cada vez más lejos aún cuando parece que en términos de tendencias se hace cada vez menos eficaz: según datos de la Operación Atalanta de la UE, entre 2009 y 2010 los ataques han aumentado un 150% aunque se han reducido en un 25% los que han acabado en secuestro de las tripulaciones. Ello indica que el esfuerzo necesario para prevenir y/o responder a los ataques debe mantenerse o incluso incrementarse y, además, que no hay que perder nunca de vista lo que sucede en tierra dado que los islamistas radicales van haciéndose con el control de puertos importantes como Haradere. Aquí de nuevo no faltan los ingenuos que creen que los disciplinados yihadistas acabarán con el caos delincuencial generado por los piratas, como los que creyeron que la toma de Kabul por los talibán en 1996, iba a cambiar caos por orden y a abrir oportunidades de negocio.

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