Menú
GEES

¿Nos hemos vuelto locos?

Quizás la respuesta a este extraño comportamiento se encuentre en otro sorprendente fenómeno: la militancia anti-Bush de la gran mayoría de empresas mediáticas y comentaristas

Mientras los ciudadanos norteamericanos ejercitan con normalidad su derecho al voto para resolver quién será su presidente, sus representantes, un tercio de los senadores y una buena parte de los gobernadores estatales, entre otras opciones posibles, la sociedad española manifiesta extraños signos en su seguimiento de los acontecimientos.
 
Resulta sorprendente la cobertura y el tiempo que los medios de comunicación nacionales están dando a estas elecciones. Primero porque es otro país, con sus problemas específicos. Segundo, porque en lo que a nosotros nos afecta las diferencias entre candidatos y partidos no son tan importantes. El Wall Street Journal de 2 de Noviembre recoge un extenso sondeo sobre visión estratégica de la sociedad norteamericana, concluyendo que el acuerdo es sustancial a la hora de valorar la amenaza que supone la conjunción entre terrorismo y armas de destrucción masiva, el problema que plantean los programas nucleares iraní o norcoreano y el uso de las acciones anticipatorias (pre-emptive actions) si ello fuera necesario. En el caso concreto de España, los demócratas de Kerry han repetido, por activa y por pasiva, en declaraciones públicas o por conducto diplomático, el pésimo concepto que tienen del Gobierno de Rodríguez Zapatero y las consecuencias en el tiempo que tendrá el vergonzoso comportamiento seguido en Irak. En cualquier caso las tertulias se encienden a la hora de comentar el proceso electoral, poniendo en evidencia tanto la pasión con que se vive, como el monumental desconocimiento que nuestros comentaristas tienen de la política y sociedad norteamericanas.
 
Quizás la respuesta a este extraño comportamiento se encuentre en otro sorprendente fenómeno: la militancia anti-Bush de la gran mayoría de empresas mediáticas y comentaristas. Edurne Uriarte, en ABC, califica esta conducta de "problema" nacional y tiene toda la razón. Quienes enarbolan su deseo de que Kerry triunfe no lo hacen por simpatía con el senador bostoniano ni por comunión con su programa. Kerry es, simplemente, el anti-Bush. Se trata de que el responsable de haber colocado a Europa frente a sus contradicciones, decadencia e impotencia pague por su atrevimiento. Ya habrá tiempo para criticar a Kerry, porque es sólo un problema de tiempo en caso de victoria demócrata.
 
Lo que los europeos pensemos de las elecciones norteamericanas es irrelevante para la evolución de la política de esa nación, pero muy representativo de nuestras propias neurosis. Gane quien gane los problemas de fondo determinarán una deriva continental que viene de atrás y que empuja a Europa hacia un papel cada vez menos significativo en el concierto de las naciones. Más nos valdría asumir la realidad en vez de utilizar las elecciones norteamericanas como catalizador de nuestras frustraciones.

GEES, Grupo de Estudios Estratégicos

En Internacional

    0
    comentarios