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Nuevas fronteras para España

En una época de verdadera globalización, con los intereses españoles desparramados por todo el mundo, no estaría de más situar nuevos horizontes y nuevas fronteras para nuestras relaciones internacionales, que van a ser más bilaterales que nunca.

A pocos escapa el hecho de que los próximos años Europa será para nuestro país un campo de juego tan necesario como arduo. Pero aún en el caso de que el nuevo Gobierno consiga sus objetivos respecto a nuestros socios, Europa habrá dejado de ser un estímulo serio y seguirá siendo un problema, con las instituciones comunitarias al borde del colapso o con su credibilidad erosionada. Más allá de Europa, el concurso español en Iberoamérica seguirá siendo necesario, lo mismo que recomponer el vínculo con los Estados Unidos. Pero en una época de verdadera globalización, con los intereses españoles desparramados por todo el mundo, no estaría de más situar nuevos horizontes y nuevas fronteras para nuestras relaciones internacionales, que van a ser más bilaterales que nunca. En la relación entre valores e intereses, principios democráticos y oportunidades económicas, destacan cuatro países, que van a jugar un papel central en el siglo XXI, y que pueden ser aliados excepcionales para España: India, Brasil, Israel y Australia.

La India es una de las últimas potencias en llegar, y en el siglo XXI apunta a ser la más grande de Asia meridional. La apuesta por el libre mercado, la desregulación y la privatización desde los noventa han dado excelentes resultados, con una economía que lleva años creciendo de media al 8%. Sigue siendo potencia mundial en servicios informáticos, y sus ingenieros llenan empresas y universidades del sector. Sus problemas, las enormes desigualdades sociales y la aún importante pobreza que afecta a grandes capas de población, además de la rivalidad con alguno de sus vecinos. Entre sus ventajas está el hecho de que, a diferencia de China, India es un régimen democrático que busca participar con normalidad en las instituciones internacionales: actualmente es miembro no-permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, y aspira a ser aliado de occidente en la región.

Brasil es ejemplo de constancia: Da Silva y Rousseff han continuado en lo sustancial la política económica de Henrique Cardoso y de los últimos años de régimen militar. El resultado es la octava economía del mundo, la segunda al otro lado del Atlántico tras Estados Unidos, y la primera en Iberoamérica. Para 2012, la ONU le calcula un 2.7 % de crecimiento del PIB, poco frente al 7.5% de 2010, pero muy por encima del 0.7 % para Europa o el 1.5% para Estados Unidos. Sus problemas –la desigualdad social y territorial, la corrupción galopante en algunos estados, y la delincuencia y el crimen organizado– tratan de ser solucionados para los eventos de 2014. Los españoles ya saben qué es invertir allí, porque la presencia española es creciente.

También lo saben en relación con Israel. A diferencia de los países de su entorno, su economía es joven y dinámica: según la OSCE, su PIB crecerá un 2.9% en 2012; y un 3.9% en 2013, lo que significa que pese a que su economía se encuentra unida a la europea, escapa de la crisis que afecta a la zona euro. En investigación y desarrollo, en tecnologías y en educación superior, Israel es una de las potencias del mundo. Y más allá de eso, Israel es junto con España la frontera sur frente a un mundo musulmán en llamas, que en los próximos años experimentará un giro hacia el islamismo. No se nos ocurre mejor aliado estratégico que aquel que se encuentra en nuestra misma situación.

Más ambiciosa para España es la relación con Australia. Hasta la crisis financiera, el país llevaba creciendo holgadamente más de quince años consecutivamente. También crecerá por encima del 3% en 2012, con lo que implica: un país plenamente "occidental", de idénticas instituciones políticas y sociales, que resiste bien a la crisis euroamericana. En el caso de Australia, a su economía dinámica y su papel creciente en la política del Pacífico, se añade su situación geográfica privilegiada, en un área hacia la que todos han vuelto la mirada como zona de interés geográfico fundamental. Junto con la India y Japón, Australia está llamada a ser el contrapeso en la región a la explosiva expansión china.

¿Hay vida más allá de Europa, Estados Unidos o Iberoamérica? Desde luego la hay, y si esos tres ámbitos serán condición necesaria para una política exterior fuerte, creemos que hay que explorar otros ámbitos y otras alianzas bilaterales para ir más allá de la mera supervivencia en los siguientes años. Las nuevas fronteras españolas pueden pasar por estos países.

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