Al Qaeda busca jóvenes reclutas en Europa. No es la primera vez que se tiene noticia de ello, aunque tan pronto se escucha como se olvida. Por eso hay recordarla de vez en cuando, como ha hecho el nuevo jefe del MI5 del Reino Unido, Jonathan Evans. En su primer discurso público tras acceder al nuevo cargo, hizo una evaluación de la amenaza terrorista en su país y subrayó que los terroristas islámicos están adoctrinando, radicalizando y entrenando a jóvenes musulmanes de entre 15 y 16 años en territorio británico. Y lo están haciendo de una manera alarmante.
Escuelas, mezquitas, prisiones, internet; todos son foros aptos para propagar las ideas extremistas. El objetivo es acabar con Occidente mediante una guerra en la que el terrorismo es una de sus herramientas principales, y en la que el reclutamiento en territorio europeo es una parte de la estrategia. Partiremos de la idea de que uno no nace kamikaze, se hace. Jóvenes musulmanes, algunos de ellos nacidos y criados en Europa como hijos de familias de inmigrantes, que están desorientados. Vulnerabilidad. No dicen que ésta es la principal razón, o quizá excusa, de por qué los jóvenes musulmanes en el Viejo continente se radicalizan. Pero ¿es que nadie se ha preguntado cómo es posible que en Europa sea tan fácil localizar inmigrantes musulmanes y también autóctonos que han crecido en el seno de nuestra civilización y que estén dispuestos a transformarse en bombas humanas? El mal es también endógeno.
Algunos de estos jóvenes atentarán en Europa, otros los harán en Irak y Afganistán. En Italia acaban de detener a una célula terrorista que tenía ramificaciones en otros países, como Francia, Gran Bretaña y Portugal. Entrenaba a futuros terroristas para que fueran a aquellas lejanas tierras para llevar a cabo atentados en el nombre del Islam. Europa se está transformando en una fábrica de kamikazes para atentar dentro y fuera de nuestras tierras. Porque nos lo merecemos, por occidentales y por democráticos. Por eso nos han condenado a muerte. El último ha sido Ayman Al Zawahiri, número dos de Al Qaeda, que por enésima que ha lanzado amenazas esta vez contra intereses españoles, franceses y estadounidenses en el norte de África.
Con todo este sombrío panorama de actividades de los terroristas radicales y sobre la creciente penetración que tienen en las comunidades musulmanas europeas, con el declive de la población europea y con las elevadísimas estimaciones del número de musulmanes europeos, deberíamos rescatar nuestra civilización, aunque ya ni nos acordemos de ella.
