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Terrorismo e inmigración irregular dinamizadas

El Magreb y el Sahel son subregiones claves para la seguridad de España, y acontecimientos recientes nos demuestran que lo van a ser aún más.

El Magreb y el Sahel son subregiones claves para la seguridad de España, y acontecimientos recientes nos demuestran que lo van a ser aún más, particularmente en dos direcciones: la inmigración irregular y el terrorismo yihadista salafista.

La ofensiva migratoria irregular sobre España ha adquirido en los últimos meses una dimensión nueva y aún más preocupante por las consecuencias de seguridad, políticas y diplomáticas que puede tener. Ya en mayo se produjo un desembarco de irregulares subsaharianos procedentes de la cercana costa marroquí en la Isla del Congreso, del archipiélago de las Chafarinas. Podía haber pasado por ser un incidente aislado o la identificación de territorios españoles especialmente sensibles por parte de los irregulares. La habitual presión de éstos sobre Ceuta y Melilla (el 5 de septiembre eran 160 los irregulares que intentaban saltar la valla de esta última) podía ampliarse incluyendo a las "Plazas Menores", a saber, los Peñones de Vélez de la Gomera y de Alhucemas y el archipiélago de Chafarinas. El tiempo nos ha dado la razón, y en las últimas semanas hemos visto cómo ambos Peñones y las Islas han sido escenarios no sólo de asaltos de inmigrantes irregulares sino también de elementos "interesados" marroquíes. El último incidente, que ha tenido como escenario la Isla de Tierra, adyacente al Peñón de Alhucemas, se resolvía el 4 de septiembre vía acuerdo "ad hoc" hispano-marroquí que muestra en cualquier caso nuestras vulnerabilidades y las capacidades marroquíes para crearnos trastornos futuros.

El envío de Marruecos de los irregulares desalojados a suelo argelino a través de la frontera terrestre entre ambos países magrebíes, cerrada desde el verano de 1994, no hace sino añadir una irregularidad más a esta historia, mostrando que los problemas presentes y futuros tienen y tendrán consecuencias regionales y potencialmente graves. Además, en términos regionales, a este problema se añade el del terrorismo yihadista salafista que está afectando ahora de lleno a Argelia por la grave situación generada en el norte de Malí. Septiembre ha comenzado con el anuncio por parte del Movimiento para la Unicidad del Islam (Tawhid) y el Yihad en África Occidental (más conocido por MUJAO), realizado a través de su portavoz Abu Al Walid el 3 de septiembre, del asesinato –es más apropiado que el término "ejecución" que suelen utilizar los terroristas y del que se hacen eco los medios– del diplomático argelino Tahar Touati. Este, vicecónsul de Argelia en Gao (Malí), había sido secuestrado por los terroristas el 5 de abril junto con sus seis compañeros del Consulado. Desde entonces los terroristas han tratado de chantajear a Argelia, colocando al país magrebí en una tesitura difícil como la que el sanguinario Abu Mussab Al Zarqaui generó en Irak en julio de 2005 secuestrando y asesinando a otros dos diplomáticos argelinos. Tres de los rehenes fueron liberados hace meses y la presión sobre el Gobierno argelino sigue, ya que quedan otros tres en sus manos. El chantaje terrorista juega, pues, con fuerza y amenaza a todos.

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